A medida que nuestro planeta transita a través de múltiples crisis ecológicas que se van intensificando, es momento de hacer cambios integrales en las maneras en que enfrentamos la conservación de la biodiversidad y el cambio climático. El éxito de esta transformación depende de que la autonomía y los derechos de los pueblos indígenas sean reconocidos, respetados e implementados… o no.

Resistencia fundamentada

Detente. Tómate un momento. Imagina tu territorio. El lugar que te permite vivir, que te provee agua, alimento, medicina, refugio y alegría. El hogar de tus historias. La biblioteca de tu conocimiento y aprendizaje. Las casas de tus familias, los hogares de tus ancestros.

Imagínate ahora ser apartado/a de ese territorio nativo. Imagínate a ti mismo, y a los demás miembros de tu familia siendo forzados a vivir en una pequeña fracción de lo que una vez fue su territorio, el cual ahora está siendo atravesado por camiones contaminantes, por compañías que perforan la tierra con taladros petroleros o que derriban árboles para abrirle paso a los cultivos de aceite de palma. Esta es la realidad para las personas de la nacionalidad Siekopai

En la alta Amazonía yace el territorio nativo sagrado de la nación Siekopai. Ellos han resistido durante  siglos a la extinción física y cultural, sobreviviendo a guerras coloniales, al desplazamiento forzado y a las invasiones. Ya sea porque fueron más listos que los colonos portugueses gracias a su conocimiento de las laderas de la selva, o porque soportaron frente a los misioneros y a los caucheros, los Siekopai han sido siempre resilientes y se han adaptado, ideando nuevas estrategias para proteger su territorio.

Hoy en día los Siekopai enfrentan nuevas amenazas coloniales extractivistas: compañías petroleras, mineras, cazadores furtivos, y más recientemente, los cultivadores de aceite de palma. 

Los cultivos de palma están deforestando selvas prístinas para abrirle campo al monocultivo, forzando a animales -tapires, guantas (paca), jaguares, osos hormigueros gigantes, entre otros-, a migrar a lo que va quedando de selva. Hoy en día, solo unos cuantos empleados de las plantaciones, unas pocas especies de pájaros y ocasionalmente un pecarí perdido son quienes se pasean por lo que alguna vez fue selva exuberante.

Este es uno de los 12 videos que captaron a 7 cazadores furtivos provenientes de un cultivo de palma, descansando y tomando agua de un río en mitad de la noche. Los cazadores llevaban cinco sacos con carne de tapir (Tapirus terrestris) que cazaron furtivamente dentro del territorio ancestral de los Siekopai. Se puede identificar que la carne pertenece al tapir debido al característico casco de la pata que sobresale de uno de los sacos.

Los impactos no paran aquí. Pesticidas de alta toxicidad que se usan para deforestar y abrir tierras para los cultivos de palma se filtran y van a dar a los ríos. Hace años, los Siekopai empezaron a observar también rastros de cacería en las áreas más cercanas a las plantaciones de palma por parte de sus mismos empleados. 

Desde 2017, como parte de las actividades de monitoreo y vigilancia, los Siekopai han implementado varias tecnologías y estrategias, tales como usar cámaras-trampa, drones y radios, para recolectar evidencia de estas actividades. Toda la información recogida por el equipo de monitoreo de los Siekopai ha sido presentada al resto de las comunidades en sus asambleas. Estas asambleas son un espacio esencial para la toma de decisiones y forman un elemento clave del proceso de gobierno de la Nación Siekopai.

Un Wekë (Tapir, Tapirus terrestris) olfateando una de las cámaras-trampa colocada por los Siekopai. El tapir, en los orígenes del universo, era un humano, el suegro del Dios de los Siekopai – Ñañë-Paina. Debido a su imprudencia, la parte superior de su cuerpo fue transformada en la de un tapir. El tapir está reconocido como una especie en peligro de extinción (EN), según la Lista Roja IUCN Nacional del Ecuador (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

La asamblea Siekopai vio todas las piezas de la evidencia recolectadas por los monitores del territorio, muchas de las cuales provenían de las cámaras-trampa, incluyendo las imágenes de los empleados de la plantación armados y llevando sacos de carne de cacería dentro de su territorio. Manteniendo la tradición de la resistencia continua desde generaciones precedentes, los Siekopai formularon una estrategia. A la vez que las actividades de monitoreo tendrían que continuar y ser más frecuentes, estaba claro que se necesitaba algo más para medir los impactos del estado actual de la biodiversidad a lo largo y ancho de su territorio. 

Con este propósito, la nación Siekopai decidió desarrollar un estudio de línea de base de biodiversidad, con un análisis del estado y de la extensión de la biodiversidad en sus territorios. Esto ayudaría a comunicar la situación de su territorio a otros miembros de la nación y al mundo también.

Los sólidos procesos de gobernanza indígena son claves para las acciones de conservación. Una gobernanza fuerte trae consigo autonomía, así como la capacidad para ejercer esta autonomía a través de procesos tradicionales de toma de decisiones (asambleas). Como estas respuestas se determinan a través de procesos tradicionales de toma de decisiones, también son culturalmente apropiadas e incorporan factores culturalmente relevantes que permiten a la comunidad identificar una amenaza y responder a ella de manera rápida y eficaz.

La Biodiversidad como Punto de Referencia para Toma de Decisiones

El estudio de línea de base de la biodiversidad es una de esas respuestas, pero ¿Cómo se ve en la práctica? Haciendo uso de datos disponibles y alianzas equitativas con el mundo científico, los Siekopai se hicieron cargo de responder a las amenazas que enfrentan sus territorios. 

Utilizando cámaras-trampa y transectos (observando números de especies que atraviesan una línea en un recorrido prefijado dentro de un territorio), los miembros pueden identificar la riqueza de especies (lista total de especies), la ocupación o distribución espacial de especies (la probabilidad de que un animal se encuentre en un área específica o cerca a otras variables, como ciertos árboles de palma) y densidad (qué tantos animales hay en el área). Este proceso de investigación fue apoyada por la Universidad de la Florida, la Universidad del Estado de Colorado, la Universidad de San Francisco de Quito, Amazon Frontlines y la Alianza Ceibo.

Este estudio tiene dos fases. La fase uno involucró varios talleres y la implementación de cámaras-trampa a lo largo y ancho de territorios durante un período de tres meses. Los Siekopai instalaron cámaras-trampa, monitorearon sus baterías y su estado general durante intervalos periódicos en esos tres meses. Una vez todos los datos habían sido capturados, empezó la fase dos. Esta fase, en curso actualmente, involucra transectos (a lo largo de los cuales ellos caminan dos veces al mes durante un año); un cuestionario de “uso de recursos” (que se enfoca en el uso de los recursos dentro del territorio: caza, pesca y recolección de frutos); y encuestas a los hogares (para entender cómo están siendo usados los recursos y cómo piensa cada hogar que estos pueden ser mejor gobernados).

Toyayau (Jaguar, Panthera onca). Tres cachorros de Jaguar se acicalan entre sí en la noche. Los yagé ukukë (tomadores de ayahuasca /chamanes) comparten que los jaguares que se encuentran en grupos son de hecho los hijos de yagé ukukë. El jaguar tiene una representación espiritual. En el pasado, los yagé ukukë se transformaron a sí mismos en jaguares para comunicarse con seres en lugares distantes. En kakotëkawë (un corto período soleado en agosto) la reina de los jaguares rejuvenece y está en constante movimiento y contacto con los portadores del conocimiento que toman yagé. El jaguar está reconocido como especie (EN) en peligro de extinción según la Lista Roja UICN Nacional del Ecuador.

El fundamento para la buena gobernanza: conocimiento ancestral tradicional, se está perdiendo a velocidades siempre crecientes. Cada muerte de un ñekwë o ñeko (anciano/a) o yagé ukukë (tomador de ayahuasca / chamán) trae consigo una pérdida inconmensurable de conocimiento histórico y cultural, una manera de entender la selva. Compartir y caminar a través del territorio provee por lo tanto una oportunidad para compartir conocimiento y entendimiento de la selva para las nuevas generaciones. Durante el proceso de investigación de la biodiversidad, cada transecto es transitado por dos Siekopai; un técnico (uno de los jóvenes que apoya el llenado de las láminas de transecto) y un anciano (alguien conocedor en rastrear e identificar huellas animales). 

Al juntar a la juventud con los ancianos en el territorio para el estudio, los jóvenes pueden aprender acerca de los animales, las historias y los espíritus con los que comparten el territorio. A través del proceso de investigación de la biodiversidad, muchos miembros jóvenes de la comunidad están expandiendo su conocimiento acerca de otros valores de la selva y asumiendo más roles de liderazgo en la defensa territorial.

Todos estos esfuerzos son un intento de utilizar tecnologías occidentales y vocabulario científico para traducir conocimiento Siekopai. Esta traducción es necesaria ya que los pueblos indígenas han estado solos. 

En soledad, sí, luchando a solas, con su conocimiento siendo descartado o tratado como “primitivo” o sin ningún valor, retirado de la ciencia. No obstante, el conocimiento indígena es válido, valioso y científico en sí mismo. Por lo tanto, el rol de la ciencia es hacer que este conocimiento sea visible, así como las acciones de lucha, de cuidado y de conservación implementadas por los indígenas. 

Se trata de escuchar lo que los Pueblos Indígenas no pueden decir en términos científicos, y traducirlo en un diálogo activo global, una alianza colaborativa y un intercambio bilateral de habilidades y conocimientos. Los científicos que colaboran y trabajan con comunidades indígenas tienen la responsabilidad de suministrar un espacio para que ese compartir de conocimientos tome lugar.

Un Pëëriri, (especie gallinácea nocturna, Nothocrax urumutum). El Pëëriri es un ave esquiva, busca alimento en las mañanas y al caer la noche, canta (vocaliza). Cuando de nombres de animales se trata, particularmente de las aves, el lenguaje Siekopai (pai’koka) es onomatopéyico en tanto que los nombres imitan los sonidos que emiten esos animales. Esto es cierto para el Pëëriri, cuya vocalización suena similar a su nombre. En tiempos de la creación del mundo, tal como otros animales, la mujer fue transformada en un pëëriri para que emitiera gritos de llamado en la noche debido a la desaparición de su hijo.

Aun así, con demasiada frecuencia, los actores en la conservación con objetivos orientados por una misión (la conservación de la biodiversidad), se enfocan en la misión (proteger la biodiversidad) y no en la gente. Siempre hay un riesgo de que practicantes de la conservación externos alteren o incluso le resten autoridad tanto a la autonomía indígena como al liderazgo local. Al hacerlo, los actores de la conservación pueden marginalizar todavía más a los indígenas, acaparando su conocimiento y labor en medios utilitarios para apoyar sus propias agendas. Esta interferencia externa puede dañar y hasta impedir los resultados en conservación, en particular impidiendo la aplicación de la cosmovisión de una comunidad indígena.

Carlos Urgiles, investigador de la Universidad San Francisco de Quito, presentando y socializando la metodología para la fase dos del estudio de línea base de Biodiversidad a principios de 2023.

La cosmología Siekopai como conservación

Según la cosmovisión Siekopai, la selva es una parte integral de los seres humanos. En otras palabras, la selva es una selva humanizada – un ser tal como ellos.  En la selva, con todos los componentes que alberga, con toda la biodiversidad, aun el más pequeño de esos seres, tiene su propia vida y vive en comunidad. Los Siekopai han construido sus vidas alrededor de su relación con el territorio. Para los Siekopai, la conservación va más allá de lo biofísico, los procesos y las especies, también incorpora lo espiritual.

Los Siekopai coexisten y comparten su territorio con seres diversos (no humanos). Por ejemplo, seres como “Okome”, el espíritu gobernante de los ríos y las lagunas y con quien los yagé ukukë se comunican para llenar de nuevo los cuerpos de agua con peces migratorios, o “Makata’ñe”, quien gobierna a los animales, trae a los rebaños de huanganas a la superficie de la tierra desde el inframundo para que los Siekopai puedan cazar. Es por lo tanto crucial para los Siekopai el conocer su territorio y los seres dentro él para planear según ello y gobernar su hogar, que es una fracción de lo que fue y que se encuentra amenazado. Tener este conocimiento es clave para tomar buenas decisiones que beneficien a todos.

Las decisiones de gobernanza pueden ser promulgadas a través de la implementación de diferentes temporalidades y espacios, tales como restricciones estacionarias sobre especies que varían dependiendo de variados comportamientos (celo, preñez, lactancia) o través de la zonificación de áreas de caza y la planeación sobre el uso del territorio. En el último congreso Siekopai, realizado entre el 5 y el 7 de mayo de 2023, la nacionalidad declaró una zona intangible de 10.000 hectáreas en la mitad de su territorio con la intención de protegerla, particularmente contra los intereses de extracción de petróleo. Esta nueva zona de amortiguación fue llamada en honor de “Ma’ñawajë”, uno de los seres más elevados que es responsable de gobernar y administrar el espacio entre la superficie de la tierra y las copas de los árboles, con dominio sobre todos los animales y otros espíritus, tales como el “Makata’ñe”. La relación entre estos seres y los Siekopai es mutuamente benéfica, simbiótica y codependiente.

Este conocimiento indígena es crucial para los resultados en la conservación; sin embargo, tal como el territorio, esta sabiduría también está en riesgo. A medida que la frontera extractiva avanza usurpando la selva y los tentáculos de la sociedad dominante del capitalismo y el consumismo se expanden a lo largo de la cuenca amazónica, miles de años de conocimiento tradicional están siendo amenazados en cuestión de unas pocas generaciones. Lo que está en juego no podría ser más duro: simplemente no tenemos un futuro en el planeta sin la seguridad de los sistemas de conocimiento ancestrales

La seguridad de los sistemas de conocimiento indígenas depende de la protección de los ecosistemas en los que ellos tienen sus raíces, y la protección de estos sistemas depende de la seguridad de las relaciones de los indígenas con el territorio. Es por lo tanto importante asegurar que las generaciones futuras tengan las mismas posibilidades de vida que sus ancestros, y que las tradiciones, las costumbres y la cultura de los Siekopai puedan pervivir y prosperar.

Monitores Siekopai instalando cámaras-trampa en su territorio ancestral acompañados por un biólogo.

Conclusión

En un entorno rápidamente cambiante, los Siekopai desean poder responder a las amenazas y adaptar sus prácticas. Desde esa perspectiva, el estudio de línea de base de la biodiversidad es extremadamente importante porque es una forma científica formalizada para demostrar lo que los Siekopai han hecho históricamente para conservar y proteger la selva, que es tan integral a su existencia y a su cultura. 

Realizando registros y llevando a cabo estudios científicos, los Siekopai han dado un paso adelante al explicarle al mundo externo, que no entiende su idiosincrasia indígena y su forma de vida, lo que su gestión ambiental de la selva amazónica significa realmente. Con documentación, a través de un estudio científico que utiliza el lenguaje y las herramientas del mundo occidental, los Siekopai demuestran al mundo exterior cómo contribuyen al cuidado de la selva, su permanencia e interrelación con ella, y que ésta es un espacio habitado, lleno de vida.

Hay cierta ignorancia, de parte de aquellos que no pertenecen a este territorio, acerca de la selva y de cómo los indígenas se relacionan e interactúan con ella. Por más de un siglo, la conservación natural ha estado definida por ideas coloniales acerca de “áreas silvestres primitivas” y “naturalezas vírgenes”. A través de instituciones como parques nacionales y refugios de vida silvestre, los gobiernos posicionaron a la naturaleza como algo que solo puede ser protegido si se retira a la gente de ellos (especialmente a aquellas personas consideradas “salvajes” o “inferiores”). Este entendimiento colonialista de la ecología ha llevado a que los pueblos indígenas sean despojados de los territorios que ellos han nutrido y cuidado durante milenios. Los Siekopai y sus aliados científicos están demostrando otra manera, una forma más equitativa de conservar y gestionar lo que queda de selva.

Un Mie (Oso Hormiguero Gigante, Myrmecophaga tridactyla). Una madre osa hormiguera gigante cargando a su cachorro. Las madres cargan a sus cachorros durante su primer año de vida o hasta que alcance más de la mitad del tamaño de la madre. Ya casi es hora de que este cachorro se abra camino en la selva por sí solo. Los yagé ukukë (tomadores de ayahuasca/chamanes) dicen que ver un Mie en las visiones de yagé (ayahuasca) representa el espíritu de la valentía, uno que no teme al oponente. El Oso Hormiguero Gigante está reconocido como especie vulnerable (VU) según la Lista Roja UICN del Ecuador.

Los humanos necesitan de otros seres y ecologías, y de la misma manera esos seres y ecologías necesitan a los seres humanos. Proteger los paisajes significa proteger la autodeterminación y autonomía de los pueblos indígenas. 

Las estrategias lideradas por los indígenas son base fundamental para las iniciativas de conservación exitosas. Hay 1.8 billones de personas que viven en áreas de importancia para la conservación, que cubren 40% del área terrestre de la Tierra; y la gran mayoría son indígenas. Aun así, los territorios ancestrales siguen sin ser reconocidos, continúan desprotegidos en leyes nacionales y por lo tanto en riesgo ante los intereses extractivos y aun ante los intereses conservacionistas del extranjero. No tenemos futuro planetario sin la seguridad de los sistemas de conocimiento ancestrales.

Se necesita una conservación más holística para también conservar las relaciones en los territorios. Las consideraciones sociales son vitales para el éxito de las estrategias de conservación futuras y el apoyar procesos equitativos establecidos por el gobierno y basados en derechos es esencial para asegurar que podamos vivir colectivamente en armonía. Las decisiones globales impactan a las realidades y luchas locales.

Un estudio de la biodiversidad como este de los Siekopai es clave. Adquirir una mejor noción de la diversidad de un territorio y de su estado es fundamental para las políticas de una comunidad. ¿Cómo pueden planear los Siekopai una vida juntos, cómo pueden coexistir, convivir con otros seres, si no saben acerca de ellos y cómo sus hábitats y sus vidas están cambiando? Todos los Siekopai perciben y sienten que su territorio se está transformando en respuesta a los cambios atmosféricos y a las destrucciones humanas, sin embargo, tener datos para verificar esta intuición y transmitirla al mundo es esencial para una nacionalidad indígena que se encuentra en riesgo de extinción cultural

Imagen arriba: Róbinson Piaguaje, también conocido como “Chamancito”, poniendo una cámara-trampa como parte del estudio de línea de base de la biodiversidad en su territorio ancestral. Robinson es uno de los pocos jóvenes Siekopai interesados en aprender y practicar yagé (ayahuasca). Foto tomada por Carlos Urgiles en Secoya Remolino (2022) como parte del proyecto Conterritorio (convivencia basada en el conocimiento para la conservación).

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