ENSAYO


Las luchas comunes conectan la Amazonía

Por Erika Castillo y Aneth Lusitande


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ENTREVISTA


Hugo Jabini

Líder medioambiental de Saamaka y ganador del Premio Goldman explica por qué la defensa territorial es responsabilidad de todos

ENSAYO

LAS LUCHAS COMUNES CONECTAN LA AMAZONÍA

Cada pueblo tiene orígenes distintos. Algunos nacen de profundas lagunas y ríos, y otros emergen de espacios sagrados. El pueblo Saamaka nació del escape. Usaron la sabiduría de sus pies para huir de las cadenas colonizadoras holandesas y encontrar refugio en la espesa selva tropical de Surinam, en América del Sur. 

Allí aprendieron de quienes conocen mejor la selva: los pueblos indígenas. Y la sabiduría de sus pies viajó a todos sus sentidos para que aprendieran a hacer del bosque, su hogar. Aprendieron a leer el viento y el río. A sentir la tierra viva. A escuchar a los árboles y los pájaros. Comprendieron que debían aprender a quedarse y así brotó su raíz. 

A los más de 4,800 km de distancia de Surinam, los pueblos originarios A’i Cofán, Siekopai, Siona y Waorani de la Amazonía ecuatoriana, nacieron junto a la selva, y con ella coexisten. 

Recientemente los caminos de los Saamaka de Surinam y de los pueblos indígenas de la Amazonía ecuatoriana se cruzaron, unidos por su lucha común por su autodeterminación, su autonomía y la defensa territorial. En el corazón de la Amazonía, Alianza Ceibo y Amazon Frontlines organizaron un encuentro entre delegaciones de las cuatro nacionalidades, y el pueblo Saamaka dónde intercambiaron sus tradiciones, su sabiduría ancestral y se comprometieron a ayudarse mutuamente a forjar un camino sólido para proteger sus territorios y sus pueblos. 

A través de la danza y la comida, compartieron sus conocimientos ancestrales y sus historias vividas. Encontraron más energía para recuperar sus tradiciones ancestrales. A lo largo de todo el intercambio, un claro hilo conductor conectó a todos los presentes: el conocimiento de que la selva lo atraviesa todo. Y la defensa de esa selva es un trabajo colectivo que solo puede lograrse a través de la solidaridad. 

“Ahora, cuando oigo hablar de Ecuador, pienso en las personas reales, en los rostros que vi aquí”, dijo Hugo Jabini, líder medioambiental del pueblo Saamaka de Surinam. “Y para mi pueblo, que nunca ha viajado, que proviene de lugares remotos, fue valioso ver que no estamos solos, que hay una lucha común. Eso nos motiva”. 

IMÁGENES EN FOCO

MOTIVACIONES MATRILINEALES

Fotos: Michelle Gachet

El segundo día del encuentro, mujeres de la Asociación de Mujeres Cofanes de Dureno (Sukû) y de la Asociación de Mujeres de Colores Siekopai (Siekonomi), bailaron y conversaron con mujeres Saamaka para compartir sus experiencias sobre liderazgo y defensa territorial.

El pueblo Saamaka vive en una sociedad matrilineal, lo que significa que la herencia y la identidad se transmiten de madre a hija. Las mujeres A’i cofán y Sekopai, que viven en una sociedad patriarcal, se llenaron de un fuerte sentido de propósito al escuchar cómo la cultura Saamaka apoya el liderazgo de las mujeres y ahora llevan consigo el recordatorio de que el liderazgo puede adoptar muchas formas, y el compromiso de continuar con sus propias prácticas de liderazgo, incluyendo el fortalecimiento de sus economías autónomas y de sus comunidades a través de sus emprendimientos.

ENTREVISTA

ENTREVISTA CON HUGO JABINI, LÍDER MEDIOAMBIENTAL SAAMAKA: POR QUÉ LA DEFENSA TERRITORIAL ES RESPONSABILIDAD DE TODOS

Fotos: Michelle Gachet

Hugo: Nosotros somos parte de él. Dependemos del bosque. Cazamos, pescamos, recolectamos nuestras medicinas en él. No hay nada más importante para nuestra supervivencia. En nuestra lengua decimos: El bosque somos nosotros. Nosotros somos el bosque. Así que si tú amenazas al bosque, nos estás amenazando a nosotros.

Hugo: A principios de los años 90, madereros chinos invadieron nuestro territorio. Un día aparecieron en mi comunidad. Estábamos jugando fútbol, y pidieron que los guiáramos por el bosque, diciendo que tenían una concesión. 

En ese momento sentí que se acercaba una amenaza. Dijimos: “¿Cómo es posible que lleguen a mi comunidad y me pidan que los lleve a mi propio patio trasero?”. 

Tenían que pedir permiso a la autoridad ancestral, que era mi abuelo, y dijimos: “Si no van a hablar con nuestro líder, entonces nadie los va a guiar al bosque”. 

Luego nos enteramos que en otra comunidad habían destruido las huertas de las mujeres Saamaka mientras abrían camino hacia la concesión. Bloquearon los arroyos y no les importó nada la seguridad alimentaria de nuestro pueblo.

Eso nos motivó aún más a nosotros, los jóvenes. Empezamos a contactar a otras comunidades para preguntar si estaban al tanto de lo que ocurría, pero nadie sabía nada.

No hubo consentimiento previo, libre e informado. Así que compartimos la información y todos se sintieron muy motivados a unirse. Organizamos una gran reunión, juntamos personas de diferentes comunidades, les contamos lo que estaba pasando, y la gente se encendió con espíritu de lucha. Dijeron: “Tenemos que hacer algo. Tenemos que detener esta invasión”.

Hugo: Las mujeres son esenciales en la comunidad. Muchos hombres se van a cazar o a veces colaboran con los madereros, destruyendo el bosque. Pero las mujeres se quedan, cuidan, sostienen.

Cuando nos enteramos que las huertas de las mujeres Saamaka habían sido destruidas, sentimos que era un ataque directo a nuestro sistema alimentario, a nuestra humanidad. Así que nos dijimos: “Esto no le afecta solo a una persona. Es una amenaza común”. 

Organizamos una reunión, y las mujeres llegaron en mayoría, diciendo: “Tenemos que actuar”. Esa fue nuestra fuerza. Las mujeres son nuestra fuerza. Y aunque los hombres son quienes suelen hablar en público, las mujeres son las asesoras estratégicas detrás de cada acción.

Como jóvenes, se nos dio el beneficio de la duda. Nos dijeron: “Veamos qué pueden hacer”. Y cuando presentamos toda la información, recibimos apoyo. Algunos líderes fuertes se unieron a nuestra lucha, y aunque ellos estaban al frente, nosotros fuimos quienes diseñamos la estrategia.

Hugo: Claro que hubo miembros que colaboraron con ellos y les dieron acceso. Eso genera divisiones. Pero nuestra comunidad se basa en la propiedad colectiva del territorio y del bosque. Si alguien quiere beneficiarse solo, se encuentra con la oposición de todos. Algunos líderes corruptos no se mostraban abiertamente a favor de las empresas, pero actuaban a las espaldas hasta que los expusimos públicamente.

Pero, la mayoría estaba en contra de la invasión, y logramos movilizar más apoyo. Mostramos que había formas legales de luchar, sin armas, sin violencia. 

Hugo: Nuestros ancestros nos enseñaron sobre la conexión espiritual con el bosque. Cómo lograron escapar de la esclavitud y sobrevivir en la selva gracias al conocimiento de los espíritus del bosque. Nos contaron historias de cómo vencieron al hombre blanco que venía a capturarlos. Esa es la fuerza que nos dejaron.

Con ese espíritu organizamos las reuniones. Los sabios siempre invocan la ayuda de los ancestros, de sus espíritus, para darnos fortaleza.

Hugo: Esa es una gran pregunta. Cuando ganamos, fue un impacto.  Al inicio, el gobierno era muy escéptico. No entendían el sistema interamericano ni su impacto en Surinam.

Después, incluso el presidente, que había sido escéptico, se levantó y dijo públicamente: “Vamos a cumplir con la sentencia”. Los políticos y las comunidades que dudaban, al ver que ganamos, dijeron: “Esto es algo bueno”.

Pero implementar la sentencia ha sido difícil. Ya han pasado 17 años y seguimos en proceso. El gobierno cumplió con algunas cosas menores: pagó compensaciones económicas, tradujo el fallo. Pero lo principal —adoptar una ley que nos reconozca como pueblo tribal con derecho a nuestro territorio, a manejarlo y demarcarlo— depende de la voluntad política. Y ese es el gran reto.

Los políticos sirven más a los intereses económicos. Las empresas mineras y madereras financian sus campañas, así que protegen esos intereses.

Por eso buscamos apoyo internacional, aliados que ayuden a presionar al gobierno de Surinam. Esta sentencia también ha servido de precedente para otros pueblos indígenas y afrodescendientes. Viajé a muchos países, a universidades, y este fallo se ha vuelto un referente mundial. Pusimos al pueblo Saamaka en el mapa global. Y eso es muy valioso.

Hugo: Eso es desde el punto de vista de las mineras. Para nosotros, la minería y la tala son destrucción: del bosque, de nuestra forma de vida, de nuestro futuro.

Cuando hay minas, contaminan los ríos y arroyos, y eso no se recupera. En este tiempo de crisis climática, el bosque es nuestra herramienta más fuerte para enfrentarla. No queremos desarrollo a cualquier costo. Queremos nuestro territorio, y nosotros decidiremos si talamos o no. Y en cuanto a minería: no la queremos. Creemos que el verdadero oro es el bosque.

Hugo: Para mí, ese lugar es como el paraíso en la Tierra. Quiero que conserve ese estatus. Mi visión es que podamos mantener nuestro territorio tal como está ahora. Sin tala industrial, sin carreteras que traigan contaminación.

Que cuando la gente del mundo occidental esté agobiada por el estrés, pueda venir y sentir la armonía, la paz del bosque, el agua limpia, el canto de los pájaros, el aroma de los frutos. Que podamos vivir bien, en paz, y contribuir a frenar el cambio climático, sin tener que hacer cosas que van contra nuestra cultura por dinero. Esa es mi visión.

Hugo: Lo más importante para mí es poder poner rostro a esos pueblos. Ahora, cuando oigo hablar de Ecuador, pienso en las personas concretas, en los rostros que vi aquí.

Y para mi gente, que nunca ha viajado, que viene desde lugares remotos, fue valioso ver que no estamos solos. Que hay una lucha común. Eso nos motiva. Volverán a casa con historias para contar, con la certeza de que si nos unimos con otros hermanos y hermanas del Amazonas, vamos a ganar esta lucha.

Estos encuentros físicos dan mucha energía, mucho espíritu. Ojalá podamos hacer esto cada año. Que ustedes vengan a nuestra comunidad y luego nosotros vayamos a otras. Así nos seguiremos apoyando.

AF: ¿Podrías compartirnos una frase desde el corazón de la selva Saamaka?

Hugo: Sí. En mi lengua Saamaka solemos decir:

“Mátu de, mátu ta míi. Mátu ta míi, míi de mátu”.

Significa: Nosotros somos el bosque. El bosque somos nosotros. Protejan el bosque para las futuras generaciones.


Créditos:

Texto: Erika Castillo y Aneth Lusitande | Edición: Allison Keeley
Diseño: Omar T. Bobadilla y Mónica Aranda | Fotos: Michelle Gachet

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