Te voy a contar una historia
que me contó la abuela:



En la antigüedad hubo un tiempo de sequía y calor intenso. Era como que el agua se hizo espesa y fétida. A los sábalos, bocachicos y bagres se les escuchaba pedir ayuda.
Hasta que los gritos de los seres acuáticos llegaron a la maloca de Oko, una joven de cabello negro, ojos cafés como las manchas del jaguar y piel de culebra. Ella estaba tomando yagé.
En una visión espiritual, la medicina mostró a Oko lo que ella estaba buscando. Un destello de luz alumbró su rostro para guiarla y, de repente, sus ancestras —Sionas, Siekopais y Kofanes— formaron un círculo alrededor de ella.




Ese mismo día, Oko le dijo a su abuela que iría en busca del Gran Ceibo.
Entró en la selva. A lo largo del camino, encontró carne de monte, yuca y leña que le dejaban los seres invisibles que caminaban siempre por delante de ella. Al principio les tenía miedo, pero después se acostumbró a su compañía.
Cada vez que encontraba un ceibo, cortaba una rama con su hacha, para ver si tenía agua y peces en su interior. Sin embargo, después de semanas de caminar en un intenso calor, Oko comenzó a dudar de su visión.



De repente, Oko sintió que unas gotas de agua caían sobre su rostro y, al mirar hacia arriba, se encontró con el Gran Ceibo. Tenía una corriente de agua subiendo por su tronco y ramas, y en su interior nadaban los más hermosos peces y aves.
Intentó tumbar el árbol con su hacha, pero no logró nada. Entonces, reunió a todos los animales de la selva para ver quién podía tumbarlo. Intentaron los venados, los guacamayos, los pájaros carpinteros y los sajinos.
Nada.
Finalmente, las ardillas, que pueden trepar árboles, cortaron un bejuco delgado que lo sostenía desde el cielo. Al caer el árbol con un fuerte estruendo, se formó el río Amazonas y, de sus ramas, el río Aguarico y el Napo.
Los seres acuáticos volvieron a los ríos, y Oko se sumergió en el Aguarico, convirtiéndose en su guardiana.













Autoras del proyecto:
Aneth Lusitande · Daris Payaguaje · Michelle Gachet · Magdalena Quenamá · Morelia Mendúa
Tutora del proyecto (ECO/24):
Gisela Volá
Asesoría en narración:
Ángela Arboleda
Grabación:
Crash estudio
Edición video y audios:
Michelle Gachet
Diseño web:
Monica Aranda · Omar T. Bobadilla
Edición
Allison Keeley · Monica Aranda
Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a:
La familia de Daris Payaguaje
La familia de Magdalena Quenamá y a su comunidad A’i Cofán Dureno
Lexie Grooper y Luis Muñoz
Daniela Santander y su gran higuerón
Este es un proyecto beneficiario de ECO/24.