por Alexandra Narváez /

julio 2024 /

Crónicas / Derechos /

Recuerdo la educación de mi infancia hace 26 años atrás estudié en la escuela Río Cofanes en la comunidad  A’i  Cofán de Sinangoe. Vivíamos a 5 kilómetros de la comunidad, a riberas del río Aguarico en la bocana del río Candue. Todas las mañanas mi mamá se despertaba a las 3 de la mañana para hacer el desayuno y mandarnos a la escuela. Nosotros eramos 3 hermanos 2  menores a mi,  que  estudiamos, salíamos de casa a las 5am para llegar a clases a las 7.30 am. Llegábamos cansados sin poder respirar bien del cansancio pero con muchas ganas de aprender, aun con el uniforme sucio porque a veces nos tocaba un mal tiempo. 

Teníamos unas aulas de madera muy pequeñas donde estudiabamos 6  grados de diferentes niveles en una misma aula, era realmente feo porque nadie de mis compañeros podía concentrarse en ninguna materia que el maestro nos brindaba. Escuchábamos todas las clases de primer a sexto grado y nos confundimos mucho. 

Como niña desde entonces mi sueño era tener aulas amplias y bonitas para todos los diferentes grados y así dar lo mejor de nosotros en la educación. Al pasar el tiempo fui creciendo y únicamente nos dieron una aula más. 

En aquel tiempo recuerdo que los padres de familia solían salir  de comisión al distrito de educación para rogar que se construyeran más aulas en la comunidad. Han pasado 26 años de mi sueño como niña y sigo viendo la misma incomodidad  de nuestros hijos e hijas de tener que estudiar varios grados en una misma aula.
La actitud del Estado no ha cambiado nada. Los sueños de niña de tener aulas, cancha para deportes, lugares de juegos con columpios y más siguen siendo sueños para las futuras generaciones.

Ahora la comunidad es grande y tiene mucha indignación. Ya no van a permitir que los sueños de nuestros hijos e hijas se queden en SUEÑOS.

Ya basta de permitir que nuestros hijos tomen clases en una bodega o casa comunal porque no es un lugar adecuado o bueno para que nuestros hijos estudien ni un buen lugar  para las maestras. Esto porque en 2019 cuando creció el río se llevó parte de la cancha de la escuelita, peligrando la vida de nuestros hijos al seguir recibiendo clases en ese lugar. 

Ahora me da mucha rabia, angustia de ver que el gobierno a través del ministerio de educación sigue vulnerando los derechos fundamentales como el derecho a una vida digna, el derecho a una educación de calidad con pertinencia cultural, no ser discriminados, de nuestros niños y niñas de la comunidad. Cansada de haber crecido en un ambiente de educación que no garantiza ningún derecho, viendo como las comunidades indígenas somos olvidadas y discriminadas por parte del gobierno ecuatoriano .

La lucha por nuestros derechos de los pueblos indígenas se sigue intensificando cada día  más, por el abandono del gobierno.

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Alexandra Narváez es una lideresa indígena A’i Cofán de la comunidad de Sinangoe, fue la primera mujer en formar parte de la guardia indígena de su comunidad. En 2022 fue galardonada, junto a Alex Lucitante, con el premio internacional Goldman por la lucha de su comunidad contra la minería de oro y el derecho de los pueblos indígenas a decidir sobre sus territorios.