El movimiento indígena se moviliza durante el paro nacional en Colombia. Foto Cortesía Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC
CIDH: las recomendaciones que el gobierno se niega a considerar
En informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se constató la disparidad de cifras entre los reportes oficiales de la Fiscalía General de la Nación, la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y la Defensoría del Pueblo y los datos consolidados por las organizaciones de la Sociedad Civil. Para los primeros, sólo se confirmaron 21 personas fallecidas en el marco de las protestas, resaltando en su informe las lesiones físicas a los integrantes de la fuerza pública (1.253 policías heridos) y las pérdidas económicas por el accionar violento contra bienes públicos y privados con afectaciones estimadas por el Ministerio de Defensa en más de 11,9 billones de pesos (USD 3,3 miles de millones).
Por su parte, la Campaña Defender la Libertad documentó hasta el 22 de julio de 2021, 87 homicidios de personas civiles en el marco de la protesta social, de los cuales 28 son presuntamente atribuibles a la fuerza pública; 1.905 personas heridas por abusos policiales, de las cuales 88 casos se relacionan con lesiones oculares y 115 con heridas por arma de fuego. También se registraron 326 agresiones hacia personas defensoras y las agresiones sexuales y violencias basadas en género por parte de la fuerza pública, reportándose tocamientos, desnudez forzada, acoso sexual, hostigamiento, violencia sicológica y violación.
La CIDH manifestó explícitamente su preocupación por las inconsistencias en el registro de las cifras entregadas por el Estado y la disparidad, particularmente de las víctimas fatales y desaparecidas, con los sistemas de monitoreo de la sociedad civil, pues esto incrementa la desconfianza de la ciudadanía en las autoridades, siendo la falta de legitimidad, la corrupción y la impunidad una de las causas del malestar social que produjo el estallido popular el pasado 28 de abril.
La CIDH documentó usos desproporcionados de la fuerza pública, incluyendo respuestas letales excesivas, indiscriminadas y contrarias a la legalidad (como el empleo de gases irritantes vencidos, dispositivos lanzagranadas, impactos a corta distancia contra la cabeza y tórax de las personas manifestantes y atropellamiento con tanquetas antidisturbios), que se encuentran en audios, fotografías y videos que circulan por las redes sociales, y que fueron corroborados por testimonios individuales y colectivos recolectados durante la visita. A pesar de que el Estado mismo ha reconocido infiltraciones en las protestas de terceros armados, a la fecha no hay resultados contundentes de investigaciones orientadas a conocer la responsabilidad individual y la participación de la Policía Nacional en estos hechos.
Sobre los hechos de violencia basada en discriminación étnico-racial contra pueblos indígenas y comunidades negras, la CIDH recibió un registro de 50 casos de ataques contra integrantes de la Minga Nacional, Social, Popular y Comunitaria, y el fallecimiento de 2 personas indígenas, 159 hostigamientos y 21 vícitmas de atentados en el marco de la protesta social.
La CIDH también documentó violencia en contra de periodistas y medios de comunicación; violencia contra las misiones médicas y el personal de salud; abuso de la figura inconstitucional del “traslado por protección” que constituye detenciones arbitrarias y discrecionales por parte de la Policía; así como mantenimientos de competencia en la Jurisdicción Penal Militar de los abusos documentados, entre otras situaciones de particular relevancia como el bloqueo de la señal de internet en los espacios de protesta, prácticas de “ciberpatrullaje”, difusión de noticias falsas, amenazas contra la vida e integridad a través de medios digitales y perfilamiento de personas para catalogarlas como criminales.
Respecto de las recomendaciones al Estado de Colombia, la CIDH invita a que se refuerce desde el más alto nivel de Gobierno un proceso de “diálogo genuino, con enfoque territorial” que permita procesos reales de concertación y participación de los sectores históricamente discriminados entre los que se encuentran los pueblos indígenas. De igual manera, la Comisión es insistente sobre la necesidad de adoptar medidas para garantizar la vida y la seguridad de las personas y organizaciones que testificaron durante la visita, evitando represalias ya sea por parte del mismo Estado o por parte de terceros, sin embargo, durante el mes de julio se han presentado, principalmente en Cali y Popayán, capturas a jóvenes integrantes de la “Primera Línea” de protestas.
Sobre las garantías para el pleno goce del derecho a la protesta social y otras recomendaciones específicas que incluyen, entre otras, ajustes normativos a través de leyes estatutarias que recojan los estándares interamericanos sobre el alcance de los derechos vulnerados y las implicaciones del respeto a la protesta pacífica como base del Estado Social y Democrático de Derecho, evitar la estigmatización y la discriminación; coordinar programas de reparación urgente a las víctimas de la violencia policial con perspectiva de género, interculturalidad e intergeneracionalidad. La CIDH también recomendó a la Policía Nacional y el ESMAD del Ministerio de Defensa, para evitar las perspectivas militares de estos cuerpos de la fuerza pública hacia otro centrado en la protección y seguridad con un enfoque ciudadano y de derechos humanos.
Pero el Gobierno Nacional, a través de la Vicepresidenta y Canciller Marta Lucía Ramírez, manifestó su desacuerdo sobre las recomendaciones de la CIDH enfatizando en el carácter no vinculante de las mismas. También señaló que al ser competencia exclusiva del gobierno nacional, la dirección de las relaciones internacionales, era imposible que las recomendaciones sean implementadas por gobiernos locales, a pesar de la voluntad que algunos habrían manifestado de hacerlo. Así mismo, el Presidente Iván Duque Márquez descalificó y tergiversó su contenido tras afirmar públicamente que la Comisión había recomendado “tolerancia” con los “actos de criminalidad”, refiriéndose a los bloqueos y rechazando que se lleve a cabo el Mecanismo Especial de Seguimiento en Materia de derechos humanos que se propuso por el organismo internacional.