por Alex Lucitante /

agosto 2023 /

Crónicas /

500 años después de la conquista, nuestra gente sigue cantando. Luego de siglos de imposición, nuestra gente todavía recuerda. Luego de siglos de violencia, nuestra gente sigue viviendo y defendiendo nuestra dignidad.

Quiero compartir una canción que compuse: es una canción de amor y de resistencia por la selva del Yasuní, una de las partes más bellas, biodiversas e importantes de la Amazonía.

 

Mi nombre es Alex Lucitante. Soy un joven A’i Cofán defensor de los derechos humanos, artista y bebedor de yagé. Mi pueblo ha sufrido más de medio siglo de contaminación y destrucción por parte de la industria petrolera. Mi abuelo, mi padre y yo hemos visto cómo han desaparecido los animales, cómo las carreteras han invadido estos territorios.

Yo no soy de la selva del Yasuní, pero justo he tenido la oportunidad de viajar allá para estar con los habitantes ancestrales de ese territorio: el pueblo Waorani. Me uní a otros líderes de diferentes nacionalidades indígenas que también estuvieron de visita. En el transcurso de una semana, nos encontramos y nos conectamos entre la juventud y los ancianos, afirmando que juntos protegeremos todos nuestros territorios, cada territorio.

En este encuentro, rodeado por las canciones de los insectos, de los pájaros, la lluvia y los vientos de esta selva, compuse esta canción para aumentar la conciencia alrededor del mundo sobre cómo todos necesitamos despertar y convertirnos en los defensores de la Tierra que tanto necesita nuestro planeta. Escribí esta canción para aquellos que están lejos de la selva, que no conocen ni ven la realidad de este territorio. Es un bosque que permite existencias tan diversas, incluyendo la de los pueblos tagaeri y taromenane, comunidades indígenas que deciden vivir en aislamiento, en parte como acto de resistencia contra la industria petrolera.

La letra de la canción evoca un encuentro con un río en Yasuní, y todos los seres vivos que comparten la selva en armonía:

Y al otro lado yo miré, a Kemperi que en Jaguar se convertía.
Y al otro lado yo miré, el jaguar a su selva ya volvía.
Y al otro lado yo miré, una selva llena de pura vida.

Estoy orgulloso de ser parte de un movimiento de nacionalidades indígenas que estamos dispuestos a sacrificarlo todo para proteger a la Madre Tierra. Continuamos manteniendo la esperanza, la confianza y la creencia en que todos ustedes nos respaldan. En que todos nosotros, en nuestras diversidades, nuestras diferentes patrias, podemos apoyarnos unos a otros para proteger nuestro hogar común.

Ahora, debemos defender juntos al Yasuní. En menos de dos semanas, los votantes ecuatorianos tendrán la oportunidad de expulsar a la industria petrolera y ganar una victoria primordial para todos nosotros. Si suficientes personas elevan las voces de las comunidades indígenas que estamos en la primera línea de defensa de la Amazonía, seremos capaces de cantar una canción de victoria.

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Por el Yasuní y los pueblos indígenas de todo el mundo,

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