Se estima que los Kofán (también escritos como Cofán, o A’I como se refieren a sí mismos), se contaban entre 15,000 y 20,000 personas antes de la llegada de los conquistadores españoles. Una historia brutal de conquista, abuso y enfermedad les sucedió.

Hace Siglos, el pueblo Kofán se movilizó desde las faldas de las montañas andinas para habitar un gran territorio entre el río Aguarico en el norte de la Amazonía ecuatoriana y el río Guamués, al sur de Colombia.

La invasión de las industrias de extracción, la colonización y conversiones religiosas forzadas causaron estragos en los Kofán, y ahora se cuentan aproximadamente 2,100 personas viviendo en un territorio significativamente reducido. La extracción de petróleo ha contaminado gran parte de las tierras y ríos de los Kofán, a causa de esto, los problemas de salud relacionados con el petróleo son frecuentes en las comunidades.

 

El equipo Kofán dentro de la Alianza Ceibo es consciente de los retos que acarrean vivir y trabajar en comunidades cuyas tierras han sufrido invasiones y destrucción por décadas.

Es por esto que el Equipo Kofán está trabajando para, en primera instancia, asegurar las necesidades básicas de la comunidad (agua potable y energía solar) estén satisfechas a fin de garantizar no sólo la salud e independencia económica de familias locales, sino también liberarles de la dependencia del mundo occidental.

El Equipo Kofán también está revitalizando prácticas culturales (tales como tejer hamacas o beber el sagrado yagé), que se han visto reducidas debido a la degradación de sus tierras y la fragmentación de sus comunidades. Para defender lo que queda de su territorio ancestral, el Equipo Kofán está utilizando cámaras colocadas estratégicamente, para atrapar y enjuiciar a actores externos, los cuales por muchos años han ingresado ilegalmente para deforestar, cazar y extraer minerales.

Con estas iniciativas (y otras en desarrollo), Ceibo está avanzando hacia la autosuficiencia, la autonomía y la autodeterminación en las comunidades Kofán del norte de la Amazonía ecuatoriana.

 

No podemos proteger el clima o detener la crisis de extinción si no protegemos la selva amazónica.

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