por Nicolas Mainville /

July 2021 /

Crónicas /

“Mira esas huellas de botas frescas … no son de uno de nosotros”, dice un miembro de la patrulla terrestre Siekopai, señalando las pisadas que se cruzan en su camino. Él, junto con otros nueve patrulleros terrestres, han estado caminando durante dos días, sumergiéndose profundamente en su tierra ancestral para detectar y monitorear invasiones. Y cuanto más avanzan, más señales encuentran de la presencia de un visitante no deseado: cazadores furtivos.

Siguiendo las huellas frescas, Hurlem Payaguaje, el coordinador de la patrulla terrestre Siekopai de la comunidad de San Pablo, y miembro de la Alianza Ceibo, encuentra una persiana de caza de reciente construcción. La plataforma improvisada, simple pero eficiente, y estratégicamente ubicada, permite al cazador esperar entre los árboles durante la noche hasta que grandes mamíferos, como el venado y la guanta (paca común), vengan a comer frutos caídos. “Alguien estuvo aquí anoche, pero no mató nada. Al menos no esta vez”. Los hombres están nerviosos, pero decididos.

La selva tropical, que ha sido el hogar de la nacionalidad Siekopai de Ecuador durante miles de años, es tan hermosa y compleja como puede ser la Amazonía: árboles gigantes, lianas y epífitas, insectos y pájaros ruidosos, arroyos llenos de vida. Sin embargo, durante las décadas pasadas, el vasto territorio Siekopai se ha visto reducido a sólo una isla de selva a lo largo del río Aguarico, rodeada por monocultivos de palma, campos petroleros y ranchos ganaderos.

En los últimos meses, los Siekopai de San Pablo han aumentado el monitoreo de actividades ilegales dentro de su territorio ancestral, utilizando herramientas tecnológicas como GPS, drones, cámaras fotográficas y cámaras trampa. Con el apoyo de Amazon Frontlines y la Alianza Ceibo, ellos han estado recopilando datos para brindar a las autoridades y a la sociedad civil, evidencias irrefutables de todos los daños causados a su territorio ancestrale, así como de las violaciones sistemáticas de sus derechos al territorio y a la autodeterminación.

El uso de cámaras trampa ha permitido a los Siekopai y a otras nacionalidades, reunir pruebas claras de caza furtiva y otras actividades ilegales dentro de sus territorios. En este video, cazadores furtivos equipados con escopetas, y acompañados de perros de caza, cargan un puma y un venado muertos.

 

Cuando la colonización traspasa territorios ancestrales

La nacionalidad Siekopai, con una población de menos de 750 personas, ha enfrentado oleadas de invasiones en las últimas décadas, al igual que otros pueblos indígenas cercanos de la Amazonía ecuatoriana. Desde madereros hasta cazadores furtivos, pescadores y asentamientos ilegales, las amenazas se han multiplicado desde que las industrias del petróleo y el aceite de palma construyeron su extensa red de vías e infraestructura, invadiendo los territorios indígenas.

El aumento de la caza furtiva que los siekopai están presenciando dentro de su tierra es solo una de las muchas consecuencias del avance de la colonización hacia áreas remotas y prístinas de la selva. A medida que la frontera colonizadora se expande, también lo hace el acceso por carretera, lo que a su vez aumenta la deforestación y la extracción de recursos. En toda la Amazonía ecuatoriana, las tasas de deforestación aumentaron drásticamente durante la pandemia, lo que convirtió a 2020 en el segundo peor año de pérdida de cobertura forestal de las últimas dos décadas, dejando más de 436.000 hectáreas de bosques vírgenes talados en los últimos 20 años.

Cronología de imágenes procesadas por satélite que muestran la pérdida de cobertura forestal a lo largo del área del río Kokaya, dentro del territorio ancestral Siekopai, en la cuenca del río Napo, Amazonía ecuatoriana -2001 a 2021-, las cuales muestran cómo los invasores ilegales llegaron a establecerse alrededor de los años 2012 – 2013.

Entre las formas más agresivas de invasión se encuentra el asentamiento de invasores ilegales dentro de los territorios indígenas. En el caso de la nacionalidad Siekopai, esto comenzó hace unos 15 años cuando un grupo de invasores ilegales llegaron a las cabeceras del río Kokaya, un afluente del río Napo. Una década más tarde, estos invasores ilegales habían despejado más de 70 hectáreas de selva virgen para la cría de ganado, principalmente, y degradado otras 100 hectáreas mediante la tala selectiva, la caza furtiva y la destrucción de montes y arbustos que forman el sotobosque.

A pesar de los intentos de los Siekopai por reubicar a los invasores fuera de su territorio, los inquilinos ilegales hicieron más fuerte su dominio sobre la tierra. Pero en 2015 y 2018, los Siekopai finalmente llevaron a los invasores ilegales a los tribunales distritales  y provinciales. Los Siekopai ganaron ambos casos, y los tribunales ordenaron a los invasores ilegales que abandonaran estas tierras ancestrales. Desafortunadamente ellos se negaron a cumplir, y las autoridades ecuatorianas tampoco hicieron cumplir los veredictos. El año pasado, otras catorce hectáreas de bosque virgen fueron taladas ilegalmente con total impunidad.

 

Recuperación de territorios ancestrales mediante el desalojo de invasores ilegales

Justino Piaguaje, un destacado líder Siekopai, se encuentra en la cima de un árbol sagrado Kapok recientemente cortado, en el área de Kokaya invadida ilegalmente. Mayo de 2021.

De vuelta en el campo, mientras las patrullas terrestres de los Siekopai cruzan el río Kokaya hacia el área de invasión, uno sólo puede sorprenderse al ver lo drástico del cambio. Durante las próximas seis horas, la patrulla utilizará alertas de deforestación por satélite para guiar sus pasos y documentar los recientes claros abiertos por los invasores.

Con sus GPS y dispositivos móviles de mapeo en mano, georeferencian casas y tierras de cultivo que se encuentran dentro de los límites de su territorio, mientras vuelan un dron para documentar la magnitud del daño causado por quince años de agricultura. Desde el aire, este pequeño rincón de la Amazonía se parece más a una sabana africana.

Parcelas de deforestación en el área de Kokaya en junio de 2021. Estas se han multiplicado en los últimos años, transformando el territorio ancestral Siekopai en ranchos ganaderos y de monocultivos.

 

Un día histórico para los Siekopai, una inspiración para otras nacionalidades?

Ante la inacción del Gobierno, los líderes Siekopai decidieron tomar acción por  sus propias manos: el 5 de julio de 2021, entregaron un aviso de desalojo de 48 horas a los invasores ilegales. Al cumplirse este plazo, más de 300 personas Siekopai de seis comunidades se reunieron en el área del río Kokaya, con lanzas en mano y vestidas con sus tradicionales túnicas multicolores, en una demostración de fuerza y determinación.

Ancianos, jóvenes, hombres y mujeres, realizaron acciones pacíficas para recuperar el control de su territorio ancestral y ordenaron a los invasores evacuar de inmediato las 15 casas que habían sido construidas ilegalmente allí. En ese día histórico para la nación, los Siekopai lograron recuperar 190 hectáreas de sus territorios ancestrales,  y días después del evento, ya estaban encabezando un esfuerzo de reforestación con más de 6.000 árboles pequeños que ayudarán a su tierra a recuperarse de más de una década de cría de ganado.

Jóvenes y ancianos de siekopai, mujeres y hombres unidos para reclamar las territorios ancestrales de su pueblo de manos de invasores ilegales

“No queremos ningún conflicto con nuestros vecinos, ni buscamos represalias por el daño causado a nuestra tierra. Solo pedimos que se respete nuestro territorio y nuestros derechos para que podamos vivir en paz.”– Elias Piaguaje, Presidente de la nacionalidad siekopai de Ecuador

Amparados en la Constitución ecuatoriana (art. 57), dos fallos judiciales y el derecho internacional, sin mencionar un archivo cada vez más robusto de datos de campo recopilados por patrulleros terrestres comunitarios, los Siekopai cuentan con todas las herramientas legales necesarias para recuperar lo que les fue robado. Ellos, sin embargo, continúan enfrentando una batalla cuesta arriba, ya que las autoridades han mostrado un total desprecio por la aplicación de la ley. Además, los invasores ilegales han demostrado su obstinación al negarse a respetar los derechos territoriales de los pueblos indígenas. A pesar de todos los obstáculos, la unidad y la fuerza que demostraron los Siekopai el 7 de julio 2021, podría desencadenar en una ola de acciones similares tomadas por otras naciones vecinas que luchan contra injusticias similares. Para Hurlem Payaguaje y otros miembros de la patrulla terrestre, este es un nuevo comienzo para los pueblos indígenas del norte de la Amazonía ecuatoriana.

Si bien la Constitución ecuatoriana, el derecho internacional y dos casos judiciales les dan pleno reconocimiento de sus derechos sobre el territorio, los Siekopai aún tienen una larga batalla por delante para proteger lo que es más preciado para ellos.

En colaboración con la Alianza Ceibo, Amazon Frontlines acompaña, apoya y capacita a patrulleros y guardias comunitarios de las nacionalidades Siekopai, Siona, A’i Cofán y Waorani para fortalecer sus procesos de defensa territorial. ¡Estén atentos para más historias desde el territorio!

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