El 20 de agosto, los y las ecuatorianas acudieron a las urnas para escoger a su próximo/a presidente, y para participar en un referendo crucial sobre el destino de la selva del Yasuní. Los resultados fueron históricos: cerca del 60% del electorado votó por mantener 726 millones de barriles de crudo bajo la superficie del Parque Nacional del Yasuní, región de la Amazonía conocida como la más biodiversa de la Tierra.
¿Qué significa este voto? La extracción petrolera en el Yasuní estará prohibida de ahora en adelante, y la compañía estatal ecuatoriana necesitará desmantelar la infraestructura –incluyendo 12 plataformas petroleras y 225 pozos– que ha instalado durante las últimas décadas. El petróleo tendrá que permanecer debajo de la tierra.
Pero, ¿porqué es este voto tan significativo? Aquí presentamos 9 razones por las que la victoria “Sí al Yasuní” es tan importante:
1. Las comunidades de la primera línea en el Ecuador están mostrando cómo confrontar efectivamente al extractivismo
La campana del Sí al Yasuní fue liderada por jóvenes activistas ecuatorianos y organizaciones indígenas, movimientos de base que han estado en el frente de batalla que han llevado a históricas victorias climáticas y a la defensa de los derechos indígenas durante la última década. Entre 2018 y 2022, la comunidad A’i Cofan de Sinangoe ganó demandas legales históricas que bloquearon docenas de licencias para minería de oro emitidas por el gobierno ecuatoriano, y que garantizaron los derechos de los pueblos indígenas al consentimiento libre, previo e informado. En 2019, comunidades Waorani ganaron otra victoria legal insigne, al proteger más de doscientos mil hectáreas de su territorio, y derrocaron el plan del gobierno de extraer petróleo en sus territorios. Esta vez, movimientos indígenas y juveniles aseguraron una votación nacional y con ello cambiaron el curso de la historia para la política climática. En el mismo día del referendo por el Yasuní, los residentes de Quito, la capital de la nación, votaron por bloquear también la minería de oro en el Chocó Andino, un área montañosa biodiversa en los Andes. Ecuador es un centro de política climática innovadora y efectiva, único en la región y en el mundo, que le está mandando un mensaje claro y contundente a los gobiernos y las grandes compañías: hay límites para la extracción.
2. Ahora contamos con un precedente planetario de democracia climática, en donde las decisiones sobre extracción petrolera las toma directamente el pueblo.
Los ciudadanos y ciudadanas del Ecuador han sentado un ejemplo para el mundo, al mostrar su apoyo por un futuro libre de combustibles fósiles en una votación pública. Por primera vez en la historia, los votantes participaron en un referendo nacional para decidir sobre el futuro de la extracción petrolera en un territorio. Ha habido otras votaciones sobre derechos y extracción petrolera a nivel local, tal como en Quebec, u otro a nivel de ciudad, como aquella en Los Ángeles, pero esta es la primera vez que todo un país vota para limitar la explotación de crudo. Mas lo que es ahora un precedente planetario, deberá convertirse en rutina. Tenemos que democratizar la política climática, poniendo las decisiones que impactarán a los territorios en las manos de la gente, no de los gobernantes o de las grandes compañías.
3. Las industrias extractivas son vulnerables y vencibles.
A pesar del intenso ecoblanqueo y la propaganda que sacan las compañías petroleras, el público alrededor del mundo está cuestionando nuestra dependencia del petróleo, y ya no está dispuesto a intercambiar territorios sagrados y biodiversos por la promesa vacía de la economía “trickle-down” (efecto de filtración de la riqueza desde las capas sociales más altas hasta las más bajas). El modelo de capitalismo extractivo, basado en la contaminación y el empobrecimiento, es impopular e inadecuado. La gente sabe que simplemente no hay futuro para el carbón, el petróleo y el gas en un planeta habitable.
4. La votación protege los derechos y los territorios de los pueblos indígenas.
En particular a las comunidades Waorani que habitan el Yasuní, y a las comunidades Tagaere y Taromenane, que viven en aislamiento voluntario. En su reflexión tras la victoria, Alex Lucitante, defensor de la nacionalidad A’i Cofán y ganador del Premio Goldman Ambiental, expresó: “Los pueblos indígenas saben la importancia de los territorios sagrados como el Yasuní. Sin nuestros territorios, nuestras historias y culturas se habrían extinguido”.
5. Proteger y valorar la biodiversidad puede movilizar a la gente a actuar.
El Yasuní es, se podría decir, el área con la más alta biodiversidad por metro cuadrado del planeta, con asombrosos niveles de variedad de especies de insectos, plantas, árboles, aves y anfibios. La decisión sobre el Yasuní protege permanentemente 10.000 hectáreas de selva, y promueve activamente el fortalecimiento de los derechos de la naturaleza. Como dice Gladyz Vargas, directora de la Alianza Ceibo y líder A’i Cofán: “Esta es una victoria histórica que nos hace creer que la naturaleza sí puede estar libre de abusos, libre de contaminación, libre de discriminación y de las violaciones a sus propios derechos, los derechos de la naturaleza”.
6. Solo el poder de la gente puede mantener el petróleo dentro de la tierra.
Al vetar la extracción de petróleo en esta área de la Amazonía, esta decisión significa que también se evitará que 345 millones de toneladas de carbono sean liberadas a la atmósfera. En un tiempo en el que se están rompiendo récords de emisiones y temperaturas globales al alza, poner fin a la quema sistemática de combustibles fósiles es una prioridad global. Ya sea viendo las últimas declaraciones del Secretario General de las Naciones Unidas, o los estudios científicos más destacados, la evidencia es clara: no hay esperanzas de un clima futuro seguro sin dejar de explotar la mayoría de los combustibles fósiles globales urgentemente. La decisión sobre el Yasuní muestra que el poder de la gente y la toma de decisiones democráticas pueden ayudar a mantener el crudo bajo tierra.
7. El Yasuní trae una semilla de esperanza por el cambio a una región que enfrenta creciente violencia y desigualdad.
El Ecuador está enfrentando un panorama retador, desgarrado por una violencia política sin precedentes y por un crimen organizado en fortalecimiento. Ocho políticos, incluyendo un candidato presidencial, han sido asesinados en el último año. Simultáneamente, la crisis económica del país está llevando a graves incrementos en inflación, desigualdad y pobreza. La crisis afecta sobre todo a las comunidades marginalizadas y empobrecidas del Ecuador; datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestra que la Amazonía tiene las tasas de pobreza más altas en el Ecuador, con aproximadamente 70% de la gente en la Amazonía ecuatoriana viviendo en pobreza multidimensional. Los pueblos indígenas a lo largo y ancho del Ecuador son cuatro veces más propensos a vivir en extrema pobreza que la población general, y la Amazonía tiene los porcentajes más altos de desnutrición infantil en el país. Un 82% de los indígenas que viven en el área que bordea al Yasuní viven en la pobreza. La votación del Yasuní es un llamado público por proteger la vida y a construir una economía que funcione para satisfacer las necesidades humanas de la gente, en armonía con el ecosistema.
8. El Capitalismo Extractivo es Fallido, Anticuado e Impopular.
Sin tomar en consideración el referendo, la economía del Ecuador depende de las rentas del petróleo y los intereses petroleros continuarán ejerciendo presión sobre otras partes del territorio. El Ecuador sigue siendo el país con la proporción más grande de territorio Amazónico, más de la mitad, amenazado por actividades petroleras. Más del 68% de la Amazonía ecuatoriana está cubierta por concesiones petroleras del gobierno, y la mayoría de ellas se sobrepone a los territorios ancestrales indígenas. Investigaciones por parte de las agencias Mongabay, Latam, y la Barra Espaciadora encontraron que, de 643 comunidades indígenas ubicadas en la Amazonía ecuatoriana, 480 tienen bloques petroleros dentro de sus territorios. De esas 480 comunidades, 402 tienen la totalidad de sus territorios completamente superpuestos por los bloques de combustibles fósiles. Pero la votación por proteger al Yasuní manda la señal de que una mayoría de los votantes ecuatorianos apoyan el proteger los territorios por encima de a la industria petrolera, y el construir otros modelos económicos que sean menos dependientes de las actividades extractivas. Estando el Ecuador cargado con una deuda aplastante, en parte asociada a la excesiva dependencia del extractivismo, la urgencia de hacer la transición hacia fuera del petróleo y hacia una economía de la vida gana impulso.
9. Ganamos cuando nos Unimos:
La industria petrolera es una industrial global, interconectada. Mucha parte del petróleo explotado en el Yasuní, por ejemplo, lo toman los Estados Unidos; en California, uno de cada nueve tanques de gasolina se llena con petróleo de la Amazonía. La resistencia a las grandes compañías mundiales y a los poderes de la avaricia solo es posible a través de movimientos globales, que les hagan frente a estos poderes y protejan los territorios para la vida. Nuestro poder colectivo para confrontar a la industria petrolera es en unidad; las primeras líneas lideran, pero son apoyadas por la solidaridad nacional y global. Para ganar esta victoria histórica, los activistas indígenas y no indígenas unieron fuerzas, coordinando movilizaciones, asambleas y llamativas campañas digitales. Durante el último mes, la campaña recogió apoyo internacional y reconocimiento por parte de celebridades mundiales como Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Greta Thunberg, Jada Pinkett Smith, Jason Momoa, Gael García Bernal, entre otros. Esta votación muestra que cuando nos unimos, y somos creativos en nuestras colaboraciones, ganamos. Cuando construimos puentes entre divisiones, somos inquebrantables.
¿Que sigue? La batalla por el Yasuní no termina aquí.
Ahora necesitamos asegurarnos de que Petroecuador, la compañía petrolera estatal de Ecuador, realmente abandone el territorio. Los pueblos indígenas necesitarán fortalecer los sistemas de defensa territorial en toda la Amazonía, especialmente a medida que el gobierno y las empresas extractivas giran para intentar explotar otros territorios. Y continuaremos luchando para exigir la devolución de los territorios para todos los pueblos indígenas de esta región, construyendo un mundo en el que las comunidades indígenas puedan controlar sus territorios y prosperar en ellos. Este es solo el comienzo.
Como dijo Ene Nenquimo, vicepresidente de la Organización Waorani del Pastaza (NAWE), “como pueblos indígenas, nuestra lucha es milenaria. Acabamos de conseguir esta victoria y conseguiremos muchas más. Estamos mostrándole al mundo que los pueblos indígenas y el pueblo ecuatoriano están unidos. Nuestra resistencia continúa y nunca seremos silenciados”.
A nivel mundial, debemos seguir construyendo justicia climática y democracia: defendiendo los territorios indígenas, protegiendo los territorios sagrados y poniendo límites a un modelo económico de codicia y devoración. El voto por el Sí al Yasuní nos llena de esperanza para luchar, sabiendo que somos capaces de lograr enormes victorias contra todo pronóstico. ¡Adelante!