Por: Darío Ramírez y Carlos Mazabanda
El 4 de octubre de 2024, Amazon Frontlines publicó un análisis detallado titulado “Amazon Fires Devastate Indigenous Territories and Protected Areas: A Crisis in Numbers,” que documentó la devastación inmediata causada por los incendios forestales en territorios indígenas y áreas protegidas. En este primer informe, se destacaron datos alarmantes sobre la extensión de los incendios y sus impactos inmediatos. Ahora, en este segundo artículo, ampliamos ese análisis, explorando las repercusiones a largo plazo que estos incendios tendrán sobre los ecosistemas amazónicos y las comunidades que dependen de ellos. El vínculo entre la destrucción forestal y la alteración de los ciclos naturales, como la evapotranspiración, es cada vez más evidente, amenazando con llevar la Amazonía a un punto de no retorno si no se toman medidas inmediatas.
Este nuevo artículo amplía el análisis inicial al centrarse en las causas que hay detrás de estos incendios masivos, así como en las tendencias emergentes que amenazan con llevar a la Amazonía a un punto de no retorno. Mediante una investigación más profunda y datos actualizados, examinaremos cómo la expansión agrícola, el cambio climático y las prácticas extractivas siguen impulsando un ciclo destructivo que no solo está transformando la Amazonía, sino que también está acelerando la crisis climática global.
En 2024 se ha registrado uno de los picos más altos de incendios forestales en la Amazonía, un fenómeno con implicaciones devastadoras tanto para los ecosistemas como para las comunidades indígenas que habitan la región. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), se han contabilizado 346 112 focos de incendio entre enero y septiembre, superando el récord histórico de 2007.
Causas Detrás de los Incendios Forestales
La mayoría de los incendios que afectan a la Amazonía no son eventos naturales, sino que son causados por el ser humano. La expansión de la agricultura y la ganadería, especialmente del cultivo de la soja y la producción de carne, es uno de los principales motores de la deforestación que precede a los incendios. En muchos casos, se utiliza el fuego como herramienta para despejar tierras, lo que aumenta el riesgo de incendios descontrolados. El uso del fuego para despejar terrenos es una práctica común en la que se talan y se queman vastas áreas de bosque una vez que la vegetación está lo suficientemente seca. Sin embargo, este proceso es solo la punta del iceberg. En años recientes, los científicos han advertido sobre un «punto de inflexión» en el ecosistema amazónico: cuando se destruye más del 20-25 % del bosque, se altera el ciclo natural de evapotranspiración, lo que reduce la capacidad de la selva para generar lluvia, lo que hace que los incendios sean aún más frecuentes y difíciles de controlar.
El cambio climático también ha intensificado el problema. Las sequías prolongadas y la falta de lluvias crean condiciones más secas en la selva, lo que facilita la propagación de incendios. Estudios recientes han demostrado que la pérdida de árboles altera el ciclo de evapotranspiración, reduciendo la formación de nubes y afectando a la capacidad del ecosistema para generar lluvias.
La sequía, exacerbada por el fenómeno de El Niño, es otro factor clave. Este evento climático ha contribuido a la intensificación de los incendios al reducir las precipitaciones en la región y aumentar las temperaturas. Como resultado, la vegetación del Amazonas se vuelve altamente inflamable, lo que permite que los incendios, que antes se limitaban a las áreas deforestadas, se propaguen rápidamente hacia los bosques primarios, áreas que nunca debieron arder. Este ciclo de incendios se alimenta a sí mismo, ya que la deforestación no solo contribuye al cambio climático, sino que también altera los patrones climáticos regionales, lo que a su vez crea condiciones más propicias para los incendios futuros.
Uno de los factores más preocupantes es que, a pesar de algunos esfuerzos nacionales por reducir la deforestación, los incendios han seguido aumentando. En 2023, aunque la tasa de deforestación en Brasil se redujo en un 50 %, el área quemada por incendios aumentó en un 36 %, lo que demuestra que la deforestación y los incendios no siempre van de la mano. La combinación de incendios descontrolados y políticas laxas de protección del medioambiente ha provocado una crisis que no solo afecta a la biodiversidad de la región amazónica, sino también a la seguridad climática global.
¿Por qué entender qué son focos de incendios?
El impacto global de los incendios en el Amazonas es significativo. La liberación de carbono almacenado en los árboles y la vegetación contribuye al calentamiento global de manera directa. Según las estimaciones, los incendios de 2024 ya han liberado millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que acelera el cambio climático y exacerba las condiciones que favorecen más incendios. Además, la quema de áreas deforestadas ha creado una paradoja: aunque la deforestación se ha reducido en ciertos países, la superficie afectada por incendios sigue aumentando debido a la falta de control y a las condiciones climáticas más extremas.
A medida que las temperaturas globales continúan aumentando, los incendios forestales en la Amazonía son cada vez más frecuentes y destructivos. Este ciclo autoperpetuado, impulsado por la deforestación, el cambio climático y las prácticas agrícolas insostenibles, amenaza con transformar el ecosistema amazónico de una forma que tendrá repercusiones devastadoras para todo el planeta y sobre todo para la población indígena que está luchando día con día por sostener el ecosistema vital, que es su casa.
Como Amazon Frontlines empezamos a realizar un seguimiento y análisis de lo que estaba ocurriendo con el incremento de focos de incendios, en particular, como estos estaban afectando los Territorios Indígenas y Áreas Protegidas.
Para realizar nuestros análisis obtenemos la información de la Fire Information for Resource Management System (FIRMS), que es una plataforma interactiva para el monitoreo de incendios y permite descargar los datos de focos incendios activos, en tiempo casi real, obtenidos por varios satélites de la NASA. Es importante recalcar que nuestros análisis usan la información solo de focos de incendios con valores de confianza clasificados como “altos”, los cuales están asociados a anomalías termales recurrentes diurnas o nocturnas.
Incremento alarmante de los focos de incendios
Para nuestro análisis tomamos como fecha de inicio el 1 de agosto donde se registraron 600 focos de incendios, el número más alto hasta la fecha, y fecha final el 8 de octubre, donde los focos de incendios tienen una tendencia a la baja, con 426 focos de incendios. En este periodo, del 1 de agosto y el 8 de octubre de 2024 se registraron 34.896 focos de incendios.
En comparación al año 2023, del 1 de enero al 31 de diciembre, se registraron 72.631 focos de incendios. Es decir, en 68 días del 2024, ocurrieron el 48% de todos los focos de incendios ocurridos en 2023.
En el año 2023, para el periodo de análisis se detectaron 34.986 focos de incendios en la Amazonía. El 92% de estos ocurrieron en Brasil (72%) y en Bolivia (20%). Del total de focos de incendios 4% ocurrieron en Área Protegidas y 14% en Territorios Indígenas.
1 agosto a 8 octubre de 2023 | Foco de incendios | % del total | En área protegidas | % de total país | En territorios indígenas | % de total país |
Brasil | 25.166 | 72% | 1.333 | 5% | 2.984 | 12% |
Bolivia | 7.095 | 20% | 134 | 2% | 1.484 | 21% |
Perú | 2.200 | 6% | 29 | 1% | 368 | 17% |
Resto de países | 525 | 2% | 53 | 10% | 169 | 32% |
TOTAL | 34.986 | 100% | 1.549 | 4% | 5.005 | 14% |
1 agosto a 8 octubre de 2024 | Foco de incendios | % del total | En área protegidas | % de total país | En territorios indígenas | % de total país |
Brasil | 71.610 | 72% | 3.344 | 5% | 12.677 | 18% |
Bolivia | 24.225 | 24% | 939 | 4% | 9.035 | 37% |
Perú | 3.332 | 3% | 52 | 2% | 537 | 16% |
Resto de países | 182 | 0% | 21 | 12% | 44 | 24% |
TOTAL | 99.349 | 100% | 4.356 | 4% | 22.293 | 22% |
En el año 2024 para el periodo de análisis se detectaron 99.349 focos de incendios en la Amazonía. El 96% de estos ocurrieron en Brasil (72%) y en Bolivia (24%). Del total de focos de incendios 4% ocurrieron en Área Protegidas y 22% en Territorios Indígenas.
Para visualizar esta información hemos desarrollado este dashboard que presenta estos en un mapa interactivo la evolución de los focos de incendios así como los datos de cómo afectaron estos las Áreas Protegidas y Territorios Indígenas.
En la Amazonía
- Los focos de incendios se incrementaron en un 184%
- Los focos de incendios en Áreas Protegidas se incrementaron en un 181%
- Los focos de incendios en Territorios Indígenas se incrementaron en un 345%
En Bolivia
- Los focos de incendios se incrementaron en un 241%
- Los focos de incendios en Áreas Protegidas se incrementaron en un 601%
- Los focos de incendios en Territorios Indígenas se incrementaron en un 509%
En Brasil
- Los focos de incendios se incrementaron en un 185%
- Los focos de incendios en Áreas Protegidas se incrementaron en un 151%
- Los focos de incendios en Territorios Indígenas se incrementaron en un 325%
En Perú
- Los focos de incendios se incrementaron en un 51%
- Los focos de incendios en Áreas Protegidas se incrementaron en un 79%
- Los focos de incendios en Territorios Indígenas se incrementaron en un 46%
Consecuencias Climáticas y Globales
La Amazonía es conocida como los “pulmones del planeta” debido a su papel crucial en la captura de carbono y la regulación del clima global. Sin embargo, los incendios forestales están transformando esta vasta región en una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
En los primeros nueve meses de 2024, se ha estimado que Brasil y Bolivia han emitido 180 y 30 megatoneladas de CO2 respectivamente, una cantidad superior a la que emite Noruega en todo un año. Estas emisiones no solo aceleran el cambio climático, sino que también contribuyen a un ciclo peligroso de incendios futuros.
Además de las emisiones, los incendios están destruyendo hábitats críticos para miles de especies, muchas de las cuales no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. El avance de los incendios ha arrasado con 22.38 millones de hectáreas, un aumento del 150% en comparación con el mismo período de 2023. Esta pérdida de biodiversidad es irreversible y pone en peligro el equilibrio ecológico no solo de la Amazonía, sino también del planeta. En otras palabras, tenemos así una preocupante realidad, de como uno de los ecosistemas vitales para regular el cambio climático, con los incendios está contribuyendo a grandes emisiones de gas de efecto invernadero.
Para frenar los incendios forestales y proteger la Amazonía, es crucial abordar la raíz del problema: la deforestación. La expansión agrícola y la minería ilegal están degradando los ecosistemas, dejando a los bosques más vulnerables a los incendios. Además, la destrucción de los ríos y cuencas hidrográficas, esenciales para la biodiversidad y las comunidades indígenas, agrava la crisis. Es imperativo adoptar políticas que detengan la deforestación y promuevan la restauración de áreas degradadas. La protección de los ríos y los recursos hídricos, vitales para el equilibrio del ecosistema amazónico, debe ser una prioridad. Los territorios indígenas, que históricamente han sido los mejores guardianes de la selva, deben ser fortalecidos y apoyados para continuar con su labor de conservación. La lucha por la Amazonía es, en última instancia, una lucha por el futuro del clima global.