¿Qué significa asegurar la recuperación del territorio? ¿Qué significa en realidad recuperar un territorio, cuando no se le ve simplemente como un pedazo de tierra, sino como un ecosistema viviente, un mapa de memorias e historias, un encuentro de innumerables seres y especies?
En noviembre de 2023, el pueblo Siekopai logró una enorme victoria en los tribunales ecuatorianos, al recobrar formalmente la propiedad sobre el territorio ancestral de Pëkëya tras más de ochenta años de lucha. Pero esta batalla crucial es tan solo una dimensión del movimiento de los Siekpoai por regresar a su hogar. La devolución del territorio se trata también de reclamar las narrativas, las identidades y las prácticas culturales asociadas con el mismo. Durante los últimos años, como parte de ese proceso de recuperación territorial, ancianos y jóvenes artistas Siekopai han trabajado juntos para traer a la vida las múltiples historias de Pëkëya.
La historia de Ñakomasira, una corta película animada codirigida por los cineastas indígenas Siekopai, Ribaldo Piaguaje y Jimmy Piaguaje, toma lugar en el corazón de Pëkëya y rememora un antiguo cuento de su pueblo acerca de una batalla espiritual legendaria que llevó a sus ancestros a hacer un pacto de paz con los espíritus del mundo acuático.
Esta es una poderosa reflexión sobre el territorio, los espíritus que alberga y cómo podemos vivir en armonía con los muchos seres que nos rodean. Nos sentamos con el codirector de la película, Ribaldo Piaguaje, a hablar acerca de la narración de historias de los Siekopai y del poder del arte indígena en la lucha por recuperar territorios ancestrales.
Ribaldo es un joven artista Siekopai, que trabaja a través de muchos medios, y que empezó a participar en las capacitaciones de narración de historias con la organización hermana de Amazon Frontlines, Alianza Ceibo. “En estos talleres disfruté aprendiendo sobre nuevos formatos y nuevas herramientas para contar historias”, recuerda Ribaldo. “Nuestros ancestros transmitían sus historias oralmente, pero ahora tenemos la oportunidad de contar esas mismas historias a través de otros medios, que pueden compartirse con mi gente y con otros”.
Más adelante, Ribaldo comenzó a trabajar en un proyecto cinematográfico en colaboración con su colega cineasta, Jimmy Piaguaje. Como explica Ribaldo, la decisión de hacer Ñakomasira, que toma lugar en las lagunas del corazón del territorio ancestral de los Siekopai, Pë’këya, “surgió de un deseo por regresar a nuestro territorio, que ha estado en disputa entre la Nación Siekopai y el Estado ecuatoriano. Este territorio es tan importante para nosotros, lo seguimos visitando y conectándonos con él, y esta historia es acerca de su significado y su trascendencia”. Ribaldo y Jimmy comenzaron a entrevistar a los ancianos y a documentar sus recuerdos, para en algún momento comenzar a reconstruir una narrativa común del antiguo cuento de Ñakomasira.
Ribaldo y Jimmy inicialmente querían hacer un documental o una película utilizando metraje de tomas en tiempo real, pero rápidamente se dieron cuenta de que sería difícil continuar en esa ruta si querían contar una historia ancestral. Finalmente se resolvieron a usar la animación, y decidieron colaborar con el pintor Siekopai César Pieguaje, el hijo del gran líder espiritual Don Cesáreo Piaguaje.
“En nuestra comunidad tenemos a un gran pintor -César -, entonces también queríamos aprovechar su talento. Este proceso de crear la animación tomó aproximadamente un año”, recuerda Ribaldo. “César empezaba a dibujar, y nosotros a escanear sus dibujos para generar la animación. Yo organicé la música de fondo para la animación, incluyendo la recreación de ciertos ambientes y espacios, tal como cuando los niños están jugando y gritando. Fue una experiencia hermosa de crecimiento y de aprendizaje también, porque el reino del sonido es todo otro mundo completo”.
Este cuidadoso proceso de edición y grabación culminó en una película hermosa, que fue presentada en una proyección comunitaria altamente concurrida en 2019. Como recuerda Ribaldo, “la comunidad estaba increíblemente emocionada al mirar la película; nunca habían visto algo así. En nuestra tradición, las historias eran siempre orales. Cada persona tenía que imaginarlas. Con esta animación, algo con más presencia apareció. No era simplemente una historia de nuestros ancianos, era la imagen de seres que tenían que ser respetados”.
Ribaldo recuerda que aún varias semanas después de que los niños vieran la película, a muchos todavía les daba miedo bañarse en el río y en las lagunas cercanas. Pero finalmente el miedo cedió ante la curiosidad, y Ribaldo y Jimmy recibieron muchas solicitudes a lo largo de toda la comunidad para que sigan haciendo más películas animadas en honor a las historias Siekopai.
Para Ribaldo, esta es una señal esperanzadora, porque un territorio está conformado también por las historias que cuenta y alberga. “El arte y la comunicación son importantes porque dan vida, le dan aliento de vida a nuestro conocimiento”. Ribaldo explica que “nos mantenemos vivos al conocer nuestras historias, al pasarlas a nuestros niños hoy; al hacerlo, mantenemos vivos al territorio y a sus conocimientos. Estamos orgullosos de nuestra cultura, y aun si estamos perdiendo algo de ella, también estamos conservando mucho”.
Ribaldo es uno de muchos jóvenes indígenas que, a lo largo de toda la Amazonía, está recurriendo al arte y las comunicaciones para salvaguardar las historias de sus comunidades y territorios. Ellos son la primera generación de narradores de historias que utiliza canales como el cine, la fotografía y los medios digitales para hacer todo esto, contribuyendo directamente a los procesos de sus comunidades para la recuperación y protección territorial.
Al desafiar el status quo, donde los cinematógrafos y periodistas occidentales han dominado por mucho tiempo en qué y cómo se cuentan las historias indígenas, estos jóvenes están recuperando para sí el poder de contar sus propias historias y haciendo parte de un movimiento más amplio que busca fortalecer la autodeterminación y autonomía indígenas en la Amazonía.
Para Ribaldo, la narración de historias es clave para continuar motivando en los esfuerzos de su pueblo para asegurar la recuperación de su territorio. Después de todo, el hogar ancestral, un territorio indígena saludable, es un espacio en el que las historias fluyen ininterrumpidas entre la naturaleza, los ancestros, los ancianos, la juventud y las futuras generaciones.
Como lo explica Ribaldo, “la Amazonía es más que tan solo una selva: es un territorio vivo lleno de diferentes historias, conocimientos y formas de comunicar que pueden ser descubiertas. Estas maneras de narrar historias, de escuchar, de hablar, de vivir con la naturaleza y el mundo de la tierra, necesitan ser protegidas. Protegerlas nos ayuda a recordar que hay muchas maneras de vivir y de ser en el mundo: no se trata solo de minería, por ejemplo. Nuestros ancestros, que eran tomadores de yagé, sabían cómo equilibrar y armonizar el ambiente. Ellos sabían cómo construir paz entre los diferentes seres, cómo vivir colectivamente de la mejor manera y cómo compartir en un territorio que siempre nos da vida. Debemos recordarlos y honrarlos”.
Mientras que la comunidad le ha impulsado para hacer otras animaciones, Ribaldo está explorando múltiples horizontes. Su próximo proyecto es una película documental que explora la pérdida y la adquisición de cultura a medida que el mundo va cambiando.
“Como niño viviendo en la selva, yo pensaba que Quito o Guayaquil eran el fin de la tierra; ahora he crecido, y aprendido tanto más. Quiero explorar cómo la pérdida del conocimiento comunitario se está acelerando, mientras que también va emergiendo nuevo conocimiento. En este proceso, muchos están regresando a las maneras en las que vivíamos antes. En mi trabajo, yo quiero legar un granito de arena diciendo Yo soy Siekopai, ‘Yo soy de la tierra’”.