La lucha contra el extractivismo en defensa de los territorios y de la vida en el planeta tiene rostro femenino.
Cada 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, es tiempo de movilización por la reivindicación de derechos
Y para amplificar el clamor contra las injusticias y las violencias que en sus diferentes dimensiones y contextos, afectan a las mujeres en todo el mundo.
En la Amazonía, las mujeres levantan sus voces y luchan contra las violencias vinculadas a la extracción de recursos. El extractivismo amenaza su salud, sus hogares, sus vidas y las de sus familias.
En este especial compartimos los potentes mensajes de cinco lideresas indígenas de la Amazonía ecuatoriana que expresan lo que significa para ellas la lucha en defensa de sus territorios.
La lucha contra el extractivismo en defensa de los territorios y de la vida en el planeta tiene rostro femenino. Las mujeres indígenas acuerpan las luchas: son guardianas de la selva y de su cultura, encabezan marchas -incluso con sus hijos en brazos-, ponen su firma en procesos judiciales para reclamar por sus territorios y sus derechos, ponen su rostro para llamar a la acción global.
Ellas ponen SUS cuerpos…
…porque son éstos los que reciben primero los impactos de las violencias profundizadas por actividades como la explotación petrolera, la minería, la tala y los efectos del cambio climático que ya se perciben en la Amazonía y que amenazan al mundo entero.
El rol de las mujeres es fundamental en la defensa de sus territorios
Las mujeres indígenas tienen una estrecha relación con su territorio; está en el caminar del día a día, en sus labores, en el acceso al alimento propio y de sus hijos, por ello cuando la selva es atacada y ven a los árboles caer, los animales desaparecer, a las familias separadas por los conflictos provocados por las empresas, cuando ven que el agua está contaminada, la pesca afectada, la invasión de gente extraña, las mujeres sienten que sus propios cuerpos están siendo atacados.
“Nuestro cuerpo es como el territorio mismo, luchamos por el derecho a la vida, por el derecho de la naturaleza, sentimos cuando pasa algo, nos golpea cuando las empresas extractivas invaden”.
Ene Nenquimo, Vicepresidenta de la nacionalidad Waorani del Ecuador – NAWE.
“Sabemos que el gobierno nacional quiere explotar pozos petroleros en nuestro territorio. No queremos que el gobierno venga a interrumpir nuestro kawsak sacha – selva viviente – y la vida cotidiana que llevamos en nuestro territorio. Defendemos nuestro territorio, nuestra naturaleza, porque respeten las decisiones de nuestras comunidades”.
Diana Tanguila, lideresa Kichwa de Arajuno – Pastaza.
El ataque no se queda en lo metafórico
Los lugares donde se concentran las industrias extractivas como la explotación de petróleo y minería -la Amazonía en el caso de Ecuador-, son también los más violentos para las mujeres. Así lo confirman organizaciones defensoras de derechos humanos y feministas ecuatorianas como Fundación Aldea, que reportó que entre 2014 y 2023 se han registrado 114 feminicidios en la región Amazónica ecuatoriana, siendo las más afectadas las provincias de Sucumbíos y Orellana, precisamente las dos provincias con mayor cantidad de pozos petroleros.
Como lo explica el colectivo Geografía Crítica las razones de esta violencia están en los cambios de las dinámicas familiares y comunitarias que traen consigo las empresas extractivas, la depreciación del trabajo de cuidado de las mujeres, el despojo de los territorios y la exposición de las mujeres a ambientes masculinizados, lo que aumenta el riesgo de sufrir violencia sexual.
El Estado, colonialista como es, lejos de asumir su responsabilidad de evitar y erradicar la violencia contra la mujer, permite y promueve el ingreso inconsulto de empresas a los territorios indígenas. A pesar de esto -y precisamente por todo esto-, las mujeres amazónicas lideran las luchas en defensa de sus territorios y contra las violencias que se ciernen sobre sus cuerpos.
A la izquierda: Imágenes captadas durante un vuelo de drone sobre la minería en la region de Napo, Amazonia ecuatoriana, febrero 2024.
Las mujeres indígenas de la Amazonía lideran la defensa de su territorio
Las lideresas amazónicas entrevistadas para este especial han luchado de diferentes formas: asumiendo cargos directivos en sus organizaciones, patrullando la selva, denunciando ante la justicia las violaciones a sus derechos humanos y colectivos, compartiendo y fortaleciendo el liderazgo de otras mujeres, transmitiendo el conocimiento ancestral.
Se dedican a fomentar la resiliencia, la autonomía y la supervivencia cultural de sus comunidades a través de procesos que incluyen el diseño de los propios sistemas educativos, la narración y el periodismo de sus pueblos, así como la creación de empresas comunitarias que brindan una alternativa económica al extractivismo.
“Llamo a las mujeres del mundo a hacer una minga, a unirse a esta lucha, porque no ha sido fácil. Si nosotras dejamos de luchar juntas con otras mujeres, el mundo se irá exterminando, porque gracias a nuestra lucha respiramos, nos alimentamos y podremos seguir viviendo”.
Silvana Nihua, presidenta de la Organización Waorani de Pastaza – OWAP.
Las mujeres indígenas amazónicas son conscientes de que este es un trabajo que se hace en minga -palabra kichwa para describir un trabajo colectivo con un propósito común- y no solo en su territorio, sino a nivel mundial, para seguir protegiendo la selva tropical más grande del planeta y nuestro clima global. Por eso llaman a la unidad y a la acción.
En Amazon Frontlines, junto a su aliada Alianza Ceibo, trabajamos de la mano con mujeres indígenas de la Amazonía en el fortalecimiento de su liderazgo y capacidad de resiliencia.
Estamos promoviendo su participación activa en espacios político organizativos, en espacios de decisión colectiva a la vez que acompañamos el fortalecimiento en su rol como voceras y comunicadoras de sus propias luchas en defensa de sus territorios.
Estamos acompañando también sus esfuerzos para impulsar proyectos económicos comunitarios, alternativos al extractivismo, que además promueven la renovación de su propia cultura.