La comunidad A’i Cofán de Sinangoe vive una situación crítica respecto a su educación, sin infraestructura educativa y escaso material didáctico, las docentes asignadas por el Ministerio de Educación del Ecuador intentan implementar un currículo alejado de la cultura A’i Cofán y en un idioma ajeno. 

De acuerdo a la investigación de línea base desarrollada por Alianza Ceibo y Amazon Frontlines, el 73% de quienes estudiaron la primaria en la comunidad, no han podido continuar con sus estudios de básica superior, bachillerato, mucho menos llegar a la universidad. Quienes sí han logrado continuar con sus estudios, deben salir de la comunidad al cantón más cercano.

Sinangoe es sinónimo de lucha, ha sido titular de periódicos a nivel nacional e internacional por defender el territorio de la minería, porque se respete su autonomía, porque una de sus  hijas – Alexandra Narváez – ganó el Premio Goldman por su trabajo en la guardia indígena. Y la lucha sigue siendo su camino.

Wider Guaramag, actual presidente de la comunidad nos cuenta cómo sobrellevan la actual crisis educativa, sus exigencias al Estado y como esta situación también se ha convertido en una oportunidad para romper los esquemas tradicionales de la educación formal. 

Q: Wider ¿cómo fue la educación que usted recibió?

A: Estudié en la escuelita de la comunidad con un docente kichwa para todos los niveles, porque no había profesores cofanes. Para continuar el colegio y el bachillerato tuvimos que salir hacia otros lugares dentro de la provincia de Sucumbíos. Todo de forma muy tradicional.

Mientras tanto en mi casa teníamos una formación muy interesante, yo tenía mucha cercanía con mi abuelita y mi abuelito, a los siete años yo ya tomaba Yocó, preparaba alimentos y bebidas tradicionales de nuestra nacionalidad, con mi abuelito iba de pesca, de cacería, así recibía conocimientos de parte de nuestros abuelos.

Abuela A’i Cofán le enseña a una niño cómo darle forma a la arcilla para hacer vasijas. Foto: Amazon Frontlines

Q: ¿Ha cambiado de alguna manera, la educación que usted recibió a la que ahora están recibiendo los niños en la comunidad?

A: Aunque tenemos un Modelo del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe (MOSEIB) – que debería garantizar la pertinencia cultural de la educación en los territorios indígenas – este se aplica muy poco, las docentes lo intentan, hacen ajustes, pero sigue siendo una educación de cuatro paredes: el pizarrón, viene la profe, dicta la clase y el estudiante memoriza. Nosotros queremos romper ese esquema porque consideramos que todo lugar puede ser un espacio de aprendizaje.

En este momento en Sinangoe tenemos desde educación Inicial 1 hasta el séptimo año de educación básica es decir, la escuela primaria. Más o menos entre 2009-2013 tuvimos la oportunidad de crear hasta el décimo año de educación básica, pero no se pudo continuar.

Si algo ha cambiado la educación es que ahora ya no es unidocente, de tanta presión que hicimos al Ministerio de Educación ahora tenemos tres docentes, aunque hoy en Sinangoe no tenemos ni siquiera infraestructura.

Q: Cuénteme ¿cuáles son las mayores dificultades de tener un profesor o una profesora indígena también, pero de otra nacionalidad?

A: Hay un problema en la comunicación, un profesor hablando español con niños que hablan en nuestro a’ingue, no se entienden muy bien y es difícil una enseñanza eficiente. Es muy crítica la situación de que, por falta de profesionales de nuestra nacionalidad tengamos que recibir profesoras de otra nacionalidad como los hermanos kichwas, mestizos, sionas. El idioma es muy importante porque sin este, podemos perder la transmisión de conocimientos.

La comunidad A’i Cofán de Sinangoe realizan gráficos retratando su propia comunidad. Foto: Amazon Frontlines

Q: ¿Sintieron que la educación tradicional buscaba eliminar su cultura?

A: Hay un mínimo, tal vez en la ideología, en el pensamiento. Una mente mestiza va a aplicar lo que hace el mestizo. Yo siempre digo que es bueno aprender del mundo occidental, pero hay que fortalecer y blindar esa cosmovisión propia de la nacionalidad. 

Q: ¿Cuál es su propuesta de educación propia y su sueño sobre cómo debe ser esta?

A: Lo primero y lo fundamental es fortalecer nuestra propia cosmovisión y a su vez, continuar con el conocimiento científico. Que desde la educación inicial hasta la escuelita fortalezcamos la cultura y así, cuando tengan que salir, ya no exista el riesgo de que los aprendizajes del exterior debiliten eso que hemos blindado aquí en la comunidad.

La idea central de hacer educación propia es partir desde metodologías propias, el cómo nuestras abuelas y abuelos transmitieron conocimientos. Nosotros hemos analizado, si tejemos un canasto realmente estamos aplicando un montón de conocimientos: primero la naturaleza, vinculación con el territorio, a su vez estamos aplicando arte, motricidad fina, motricidad gruesa, pero también estamos aplicando el conocimiento lógico, matemáticas, figuras geométricas, entonces todo esto se articula en este proceso. 

En historia, el Ministerio de Educación pone a estudiar a los niños la historia de otros países y de Ecuador, que es interesante, pero para nosotros es importante que conozcan desde cuándo estamos, hacia dónde vamos, cuáles han sido los procesos de lucha y luego la historia de la provincia y del país. Que vengan nuestros mayores y enseñen a tejer la shigra, a hacer artesanías, no solo contarles cómo es el Yokó, sino ir a las casas de los mayores a tomarlo, que digan “¡Uy el Yoko ha sido fuerte, ha sido amargo y me da mucha energía!”.

El aprendizaje no son solo las aulas, sino es toda la comunidad, es todo el territorio, son nuestros abuelos, son nuestros jóvenes, son nuestros niños los que hacemos de cualquier espacio del territorio un lugar de enseñanza y aprendizaje.

Entonces lo que nosotros queremos sería que todas las metodologías de enseñanza o los temas que realmente son importantes para Sinangoe sean incorporados y aprobados en una malla curricular para que el Estado pueda garantizar su aplicación. 

Queremos que nuestra gente venga a ocupar los espacios como docentes y que podamos ampliar la educación al nivel básico, al bachillerato y por qué no, hasta la universidad, como lo tienen los hermanos del Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, en Colombia, creo que así los pueblos indígenas podrán garantizar la pervivencia cultural y física.

Taller de tejido y cerámica en la comunidad A’i Cofán de Sinangoe. Foto: Amazon Frontlines

Q: ¿Han podido presentar al Ministerio de Educación este modelo de educación propia? y ¿por qué es tan importante que lo apruebe?

A: Estamos trabajando conjuntamente con los hermanos Waorani y Siekopai. La idea es avanzar con esta propuesta, que esté revisada y aprobada por la comunidad y entonces tener un acercamiento con el Ministerio, en particular con la Secretaría de Educación Bilingüe. En Sinangoe recién estamos desarrollando esta malla curricular, en comparación con los hermanos Siekopai que ya lo tienen súper avanzado y están más listos para tener este acercamiento y hacer esta propuesta formal al Ministerio de Educación.

Es importante su aprobación por el tema legal. Es para que más adelante nuestros docentes o nuestras maestras no tengan inconvenientes con sus máximas autoridades en la aplicación de la malla curricular, que esté en regla y legalmente registrado para que las compañeras profesoras los apliquen dentro del territorio.

Q: ¿Qué necesita Sinangoe para implementar la educación propia?

A: En primer lugar, necesitamos infraestructura. En segundo lugar, necesitamos la incorporación de docentes realmente capacitados, que no sólo sean tres. Necesitamos que nuestra malla sea aprobada por  el Ministerio de Educación para que sea aplicable, y lo más fundamental es que los docentes sean profesionalizados del territorio, de la nacionalidad, para que se pueda transmitir los conocimientos dentro de estos ambientes educativos. También ampliar los niveles dentro de la comunidad, ver las las formas de que nuestros jóvenes no se queden estancados ahí, sino que continúen con sus estudios.

Algo fundamental es que se puede vincular es el territorio y nuestros mayores, que ellos sean un eje fundamental de transmisión de conocimientos a la institución educativa, a los niños, a las maestras, pero también a toda la comunidad. Es muy fundamental poder rescatar, poder recuperar todo ese conocimiento que tienen nuestros mayores y plasmarlo en textos, en documentales, en archivos con la finalidad de que nuestras futuras generaciones tengan ese insumo y aprendan. Nuestros mayores se van y nos estamos quedando muy débiles por no fortalecer la transmisión de esos conocimientos a los hijos.

Q: Sobre los problemas que ustedes han tenido respecto a la infraestructura, ¿en qué situación está en este momento la construcción de la escuela?

A: En el año 2018 la zona donde estaba la escuela fue declarada no apta para recibir clases por la erosión regresiva del río Cofanes. Desde ahí hemos sostenido reuniones con autoridades de la Secretaría de Gestión de Riesgos, el Ministerio de Educación, Secretaría de Educación Bilingüe, para que gestione el financiamiento, el Ministerio de Ambiente para que entregue la certificación que se necesita debido a que estamos en área protegida. Han sido cinco años de exigir, de gestionar, de presentar documentos, de conversar y esperar todos los procesos estatales y el tiempo que estos toman, pero aún no tenemos la nueva infraestructura. Hemos tratado de construir por nuestra cuenta con apoyo de Amazon Frontlines, esperamos pronto tener al menos un aula para los niños. 

Festival de la Alegría celebrado en la comunidad de Sinangoe. Foto: Michelle Gachet / Alianza Ceibo

Q: ¿Cómo se vincula el proceso de educación propia a la defensa del territorio? 

A: Eso queremos insertar en esta malla curricular, toda esta historia del proceso de lucha, cómo nuestros abuelos hicieron guardianía, cómo nuestra comunidad llevó todo el proceso de lucha legal de los últimos siete años. 

Es fundamental transmitir este conocimiento de protección territorial a través de la enseñanza en la escuela, en la comunidad. Tenemos una guardia indígena que ha demostrado en todos los sentidos esa fuerza, esa valentía y que es capaz de proteger de cualquier forma o acción que vulnera nuestro derecho al territorio. Entonces la intención es irlo madurando, y empezar a crear semilleros de la guardia donde los pequeños también se vean involucrados en estos procesos de protección territorial.

Q: ¿Cómo se siente usted siendo parte de la construcción de este proceso?

A: Hay una gran responsabilidad de estar al frente y créanme que es un gran orgullo y un gran honor haber recibido el bastón de mando a mi edad, soy el que más joven que ha asumido el cargo (30 años cuando lo asumió), que la comunidad haya depositado su confianza en mi persona, en el equipo de Consejo de Gobierno que estamos. Nuestra obligación y nuestro reto es seguir encaminando a la comunidad, a los jóvenes, a los niños por el legado de nuestros abuelos para poder seguir en la resistencia, en la lucha colectiva por la vida, por los derechos humanos, los derechos de la naturaleza y del territorio.