Cuando las canoas terminaron de arribar en Pë’këya, hoy ubicado en el vasto territorio amazónico de Lagarto Cocha, en la frontera entre Ecuador y Perú, se vislumbraba un aire de fiesta y alegría. Este lugar ancestral que representa el corazón espiritual de la Gran Nación Siekopai, acogía el Tercer Encuentro Binacional de su gente, una conmemoración marcada por la lucha de su identidad, su reunificación familiar y su pervivencia cultural.

Llegada al territorio ancestral de Pë’këya, comunidad de Mañoko. Foto por: Daris Payaguaje. 

La frontera que divide Ecuador y Perú fue trazada en 1941, en el contexto de un conflicto bélico que fragmentó el territorio ancestral de los Siekopai. Desde entonces, esta gran nación transfronteriza ha mantenido una lucha constante para recuperar y preservar su territorio, pues no solo representa su hogar, sino también el epicentro de su espiritualidad y memoria ancestral.

Para llegar a Pë’këya, se deben recorrer diez horas en canoa a través de los afluentes del río Aguarico, tiempo que parece poco comparado con la esperanza de los Siekopai de reencontrarse con los suyos. Lagunas de agua oscura, bosques inundados y un sinnúmero de especies de fauna y flora alimentaban sus anhelos. La primera parada, tras cinco horas de trayecto, en la comunidad A’I Kofán de Zabalo, les recargó de energía para continuar su recorrido con atún, cebolla, tomate y arroz. 

Canoas por los afluentes del río Aguarico. Foto por: Daris Payaguaje

El encuentro se inauguró a las 4 de la mañana con la tradicional toma de yokó, una bebida ancestral preparada con un bejuco sagrado que crece en algunos lugares de la Amazonía. Este brebaje amargo y seco, conocido por su capacidad para proporcionar energía y claridad mental, es vital en la vida diaria de los Siekopai. “Lo tomamos a las 4 ó 5 de la mañana y nos da energía para todo el día; también nos permite compartir conocimientos y dar consejos a nuestros hijos y nietos” explica Segundo, mayor de la comunidad de Wajoya mientras prepara la bebida. 

A medida que avanzaba el día, la gente de colores se preparaba para iniciar una ceremonia. Los mayores Siekopai tocaban melodías con el jatú una flauta fabricada con bambú, mientras que las mujeres elaboraban neétiku (coronas) y maña (brazaletes) con ramas de morete para los bailes tradicionales. Las 14 comunidades: San Pablo de Katëtsiaya, Wa’iya, Bellavista, Siekoya Remolino, Eno y Poo´koya de la Nación Siekopai del Ecuador y de las comunidades nativas Bellavista (Yubineto), Mashunta, Yaricaya, Angusilla, San Belin, Santa Rita, San Martín y Wajoya, de la Organización Indígena Secoya del Perú – OISPE,  formaban un círculo, organizadas por país y territorio, para dar inicio oficial al encuentro con danzas y relatos históricos. Elias Piaguaje, expresidente de la nacionalidad Siekopai, compartió un recuerdo de su abuelo sobre un sueño en el que se le auguraba un futuro en el que su territorio, Mañoco, sería preservado. Estos relatos orales son esenciales para los Siekopai, pues mantienen viva la memoria de su historia y los caminos ancestrales que defienden su derecho al territorio.

Mayores Siekopai interpretando el jatú, flauta fabricada con bambú. Foto por: Daris Payaguaje
 Mujer siekopai  fabricando neétiku y maña. Foto por: Daris Payaguaje

La tarde también invitaba a la caza y recolección de plantas medicinales. Durante más de dos décadas, los mayores Siekopai han acumulado conocimientos sobre las propiedades curativas de las plantas, que ahora transmiten a los jóvenes para asegurar su pervivencia cultural. “Estas medicinas son muy difíciles de encontrar y muchas de ellas solo existen en ciertos lugares, por lo que tenemos que viajar para recolectar las plantas y sembrarlas en nuestras comunidades” cuenta Colón Piaguaje, destacando la importancia de recolectar y sembrar plantas como el aña yoki, utilizado para prevenir el veneno de culebra, y el aini pue, que combate la hepatitis C.

Colón Piaguaje y un joven Siekopai recolectando plantas ancestrales. Foto por: Daris Payaguaje

Este compromiso por preservar su identidad cultural también se refleja en el mapeo de sus caminos ancestrales, trabajo que han desarrollado, en conjunto con el equipo de territorios de Amazon Frontlines, con el que han logrado determinar cómo las herramientas tecnológicas se convierten en aliadas al momento de supervisar sus tierras y garantizar que cada rincón de su territorio esté bajo su protección; y con quienes han trazado estrategias y protocolos que están en relación con sus derechos territoriales, generando una sinergia que no solo fortalece la seguridad del territorio, sino que refuerza la identidad cultural del pueblo. El mapeo representa una parte integral de la lucha por la titulación de sus territorios pues refleja la conexión histórica de los Seikopai con su tierra y les permite recopilar información sobre el uso del territorio, sitios históricos y lugares sagrados; además, al combinar su memoria oral con mapas visuales, preservan su existencia y prolongan su memoria histórica para que esta pueda ser transmitida de generación en generación. 

Siekopai reconociendo sus caminos ancestrales. Foto por: Daris Payaguaje

El eco de tantos años de lucha resonó al caer la noche. Los Siekopai comenzaban a rememorar el primer encuentro, realizado en 1999 en la comunidad de Wajoya en Perú. La proyección de un documental evocó la emoción de aquellos primeros momentos. “Después de 25 años, hemos logrado reencontrarnos y ha sido maravilloso. No creímos que llegaríamos tan lejos,” expresó Justino Piaguaje, dirigente de la Nación Siekopai. El camino hacia este reencuentro no ha sido sencillo. Algunas familias, como la de Raúl Rojas, viajaron durante cuatro días desde Bellavista, una pequeña comunidad de 260 habitantes en Colombia, para reunirse con sus seres queridos. Raúl, quien se encontró con su sobrino Elías tras 25 años, rememoraba que “Yiyonague” era el apellido original de su padre, que luego se convirtió en “Rojas” por imposición. Hoy, Raúl busca recuperar sus apellidos ancestrales, como un acto de reafirmación de su identidad cultural.

Este encuentro de reunificación familiar no solo ha significado una reivindicación de la lucha Siekopai, también fue la apertura de un espacio para que construyeran, en conjunto, un árbol genealógico que les permita conectar a las familias y entender sus raíces, el diseño de su propia bandera como símbolo de su ancestralidad (después de remover la de Perú de una de las casas de la comunidad) y establecer acuerdos que les permitan continuar con sus luchas históricas como declarar, tras una votación, que se reunirán cada dos años y que el Cuarto Encuentro Binacional de la Gran Nación Siekopai se llevará a cabo en la comunidad de Bellavista de Yubineto, el 22 y 23 de julio de 2026. 

Siekopai determinando los símbolos de su bandera. Foto por: Daris Payaguaje
Foto por: Daris Payaguaje

Somos un solo pueblo, una sola familia, con una sola sabiduría, resistencia, comida, yoko, yagé y territorio. Para nosotros, el territorio de Pë’këya es el corazón y centro de la espiritualidad. Los Siekopai nos resistimos a desaparecer, por eso nos hemos reunido, en nuestra gran Maloca, para decirles que estamos aquí, todavía vivos, con identidad, con nuestra cosmogonía, que nada ni nadie la desaparecerá. Desde la Laguna de Wakarajairá exigimos al Estado ecuatoriano la aplicación urgente de la sentencia de la Corte Provincial de Sucumbíos, que ordena al MAATE la titulación de nuestro territorio Pë’këya y en Perú dentro del amparo constitucional, exigimos se ordene que los títulos de nuestros territorios sean entregados en forma integral. Queremos exigirle al mundo que escuche a estos pueblos originarios, este pueblo milenario siekopai, este gran pueblo, esta gran nación a quienes hace 500 años nos encontraron con nuestra larga cabellera, nuestra pintura facial, y nuestras bebidas sagradas del yagé y del Yoko. 

Muchos preparativos fueron necesarios para el desarrollo de este encuentro: desde la logística hasta garantizar la seguridad de las personas que asistieron y, para esto, el trabajo de la Guardia Indígena Wajosará fue indispensable, pues son los ojos de sus comunidades y, con sus estrategias, defienden su autonomía territorial legítimamente, combinando su conocimiento ancestral con tecnología, mapeando sus territorios y monitoreando las amenazas mediante el uso de equipos como GPS y drones.

Guardia Indígena Wajosará.. Foto por: Christopher Fragapane

El Tercer Encuentro Binacional concluye con una certeza inquebrantable: la Gran Nación Siekopai, con su inquebrantable voluntad, continúa escribiendo su propia historia, marcada por la fortaleza de sus raíces y por la promesa de seguir luchando por su pervivencia física y cultural, ejerciendo la gobernanza y el fortalecimiento de la justicia propia. En Ecuador continuarán exigiendo que se cumpla la sentencia judicial que dispone la titulación de su territorio Pë’këya y en Perú seguirán reclamando que los títulos de sus territorios sean entregados de forma integral. La Gran Nación Siekopai seguirá resistiendo hasta recuperar su territorio ancestral. 

La Gran Nación Siekopai en Pë’këya, su territorio ancestral. Foto por: Christopher Fragapane

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